El presente trabajo1 comenta hechos, variables y explicaciones sobre remesas que son relevantes para Cuba. Algunos comentarios nacen de la misma experiencia cubana. Otros de las experiencias con remesas en otros países, principalmente centroamericanos2 y caribeños, y se presentan aquí por la importancia que tienen para Cuba.
A los efectos de esta ponencia, entendemos por remesas las transferencias de recursos que un emigrado envía desde su lugar de residencia en el extranjero a parientes o amigos en su lugar de origen, usando canales formales e informales. El concepto se extiende tanto a dinero en efectivo como a las transferencias en especies— alimentos, medicinas, artículos de uso, etc. Excluye las llamadas remesas colectivas, sociales o solidarias. 3
El autor ha estado relacionado por casi 7 años con el tema de las remesas que llegan a Honduras, a los niveles nacional (macro y local), regional (centroamericano) e internacional (otros países receptores y remitentes). Durante ese período ha diseñado y realizado, asesorado y evaluado investigaciones de fuentes secundarias y de datos primarios. Los estudios de campo han estado mayormente centrado en los receptores de remesas, emigrados (potenciales y retornados) y en familiares y vecinos de remitentes.4 También ha participado en eventos internacionales y regionales sobre migración y remesas.5
Se ha mantenido en tema cubano principalmente a través de las reuniones anuales de ASCE, actuando como participante, ponente y comentarista de ponencias, sobre todo en los últimos cinco años.
TIEMPO
Siempre que se habla del régimen cubano es necesario precisar a cuál época de su existencia nos referimos. Ello se justifica porque dicho sistema pronto cumplirá 50 años de existencia. Durante esa larga e imprevisible vida ha demostrando una extraordinaria capacidad de adaptación y permanencia, dejando atrás limitaciones y contradicciones que parecían fatales, y hasta precursoras de una “hora final.”6
Sin embargo, la supervivencia del sistema no significa inmovilidad. Sólo en las ultimas dos décadas, ha habido realidades cambiantes en Cuba, entre ellas, una nueva Constitución, re-composición del comercio exterior, ampliación del patrón monetario, aceptación de inversión extranjera, creación de empresas mixtas, organizaciones no gubernamentales; y en los dos últimos años, entrega de tierras ociosas a productores independientes, mejora en el transporte, acceso selectivo al Internet y al celular, y cierta apertura al consumo, en particular bienes perecederos. La mayoría de las reformas mencionadas han estado orientadas al mercado, y a causa de ello, muchas de ellas se han interrumpido o desacelerado después de haber estado vigentes por unos años. Por su repetición en las distintas épocas por las que ha transitado el régimen, estos vaivenes de “estira y encoje” en la forma de gobernar al país, se toman hoy entre los analistas como una de las peculiaridades de la gestión pública cubana.
Pero a pesar de los cambios, el régimen permanece inalterable en esencia. Sigue siendo un Estado unipartidista, de planificación central, economía estatizada, con gestión de mando, dominada por un gobierno dictatorial de corte militar. Los cambios no modifican esos atributos.7 Y en ese contexto llegan y se usan las remesas en Cuba.
Frente a estas realidades sobran propuestas de recuperación, nacidas desde dentro y fuera del Gobierno cubano. A pesar de las diferencias, parece haber un consenso entre las mismas,8 que podría resumirse en ocho puntos:
1. Emplear más los mecanismos de mercado en la producción, distribución y consumo de bienes y servicios.
2. Competencia al descentralizar las decisiones de interés público y social para volverlas más ágiles y pertinentes.
3. Incentivar las iniciativas de empresas—de grupos y personas—muchas de ellas hoy sumergidas en el sector informal de la economía cubana (cuentapropistas y mercados clandestinos).
4. Liberalización agropecuaria, en particular las empresas y unidades productivas que se agrupan en la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y en las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC).
5. Insertar con más competitividad la economía cubana a la globalización.
6. Alentar el envío de remesas familiares y su uso en PYMES (pequeñas y medianas empresas) y viviendas (mejoramiento y construcción).
7. Estado de derecho en propiedad y contratos. Transparencia y rendición de cuentas
8. Transparencia y rendición de cuentas en la gestión de la propiedad pública, cooperativa y social. (adoptar prácticas anti-corruptivas).
Para los propósitos de este trabajo, las ocho propuestas anteriores las engloba el autor en lo que llama “proceso de recuperación,”o sólo “recuperación” de una Cuba futura. Sin embargo, el presente trabajo se centra en la situación actual de Cuba, con pocas referencias al pasado, mayor de dos décadas atrás.
MÉTODO
Las remesas constituyen un tema de carácter transnacional. Exigen la existencia de un país con comunidades de remitentes, ubicados en una economía desarrollada (en este caso primordialmente en Estados Unidos), y otro país con comudades receptoras, ubicados en una nación con menor crecimiento. En este caso, con una economía en desarrollo, de nivel medio, o de tipo “emergente” inferior, como es el caso de Cuba.
Las lecciones aquí señaladas para Cuba se sustentan en las características de cada una de estas realidades, las relaciones tienen entre sí y con el resto del mundo. Interesa todo aquello que sobre el tema central, que son las remesas, pueda recopilarse y actualizarse aplicado a Cuba, con preferencia al conocimiento basado en estudios empíricos y a las variables con valor analítico. Evidentemente, lo incluído en esta ponencia, por razones de tiempo y espacio, es mínimo, comparado con el potencial del tema, el cual da para armar una publicación voluminosa.
Además de estos comentarios preliminares y la conclusión hecha al final del trabajo, el mismo consta de 6 partes sustantivas: (1) montos anuales de las remesas en Cuba; (2) montos cuestionados; (3) remesas en la cuenta corriente; (4) valoración de las remesas; (5) remesas en el producto interno bruto (PIB) anual; y (6) remesas y equidad.
MONTOS ANULES DE LAS REMESAS EN CUBA
El monto de las remesas recibidas en Cuba, según estadísticas oficiales, no supera los 1,000 millones de dólares anuales. Una fuente independiente, el Fondo Monetario Internacional (FMI), reporta 1,194 millones, para el 2002–2003, que según Pérez-López y Díaz-Briquets (2005), es la cifra mayor reportada hasta ese año. En los últimos 3 años, las remesas han llegado en mayor volumen, pero sin pasar el umbral anual de los 1,500 millones de dólares.
MONTOS CUESTIONADOS
Los montos de remesas oficiales reportados estan seriamente cuestionados por analistas e investigadores del acontecer cubano. Los cuestionamientos pudieran agruparse en tres posiciones.
Es Mayor
Orozco (2005) considera que el monto anual esta subestimado y que el real supera al reportado. Basa su crítica en que los cubanos remitentes de Estados Unidos, país de donde procede el mayor monto remesas que llega a la Isla, recurren a favores o a servicios de personas que viajan a Cuba para hacer sus envíos. Estas “mulas” suelen ser familiares, amigos o personas que van a Cuba específicamente para entregar remesas. A menudo llevan también encargos (bienes en especies, como ropa y medicinas), además de dinero en efectivo. Este tipo de servicio—personalizado y variado—no los ofrecen las grandes compañías remesadoras o de transferencias de efectivo.
Es Menor
Betancourt (2000) tampoco acepta los montos de remesas reportados por el Gobierno cubano, y los considera menores. Los 800 ó 1,000 millones de dólares anuales que llegan a Cuba como “remesas,” son de hecho un estimado, que matemática y políticamente son imposibles. No son viables con las características económicas— de empleo ingreso y ahorros—que tienen los emigrados cubanos en Estados Unidos, según informa el Censo estadounidense. Tampoco los montos anuales de remesas, por su cuantía y controles privados que suponen, serían permitidos que llegasen a la isla por quienes detentan el poder real en Cuba—los miembros de la nomenclatura. Sistemáticamente ese grupo se han opuesto al control privado de los medios de producción nacionales, mucho más si los recursos, en este caso fondos cuantiosos como las remesas, provienen del extranjero y van a parar a manos de los ciudadanos para que los usen a su voluntad. Ello conllevaría crear un poder ajeno y por encima del poder establecido.
En su lugar, las cifras reportadas como “remesas” en Cuba provienen de una cínica manipulación. El Gobierno cubano las necesita para encubrir los fondos ilegales que llegan a sus arcas, y que provienen de operaciones del narcotráfico y del lavado de dinero, estimadas entre 350 y 500 millones al año. Dichas operaciones se realizan en territorio cubano, en contubernio con las autoridades cubanas. De hecho, magnitudes cercanas a esas diferencias no pueden explicarse por las operaciones reportadas oficialmente para el sector externo cubano, según anotan investigadores del gobierno cubano e independientes del extranjero. En definitiva, esas cantidades las necesita el gobierno cubano para compensar el enorme déficit que anualmente se genera en su balanza de pagos, en parte, por el exceso de importaciones.
Sin embargo, usar las remesas para encubrir delitos transnacionales—como los derivados del tráfico de drogas y el lavado de dinero—no es algo exclusivo a Cuba. El Banco Mundial señala9 que lo mismo pudiera estar ocurriendo en ciertos países de la región latinoamericana, según un estudio sobre el impacto de las remesas, hecho en 11 países latinoamericanos y publicado en Agosto del 2006.
En adición a los delitos transnacionales mencionados, también pudieran estar llegando hoy a Cuba como “remesas” pagos por el tráfico de niños, niñas y adolescentes, exportación de balseros y de emigrados indocumentados por vía aérea, trata de personas, explotación sexual comercial y tráfico de armas; así como pagos por actos corruptos en el comercio exterior de Cuba, tales como importaciones sobrevaloradas, exportaciones sub-valoradas y pagos por actos corruptos cometidos en la isla o por funcionarios del sistema exterior cubano.
Si en un futuro, el régimen cubano entrara en una recuperación, la apertura económica que ella supone, agregaría al sistema nuevas y mayores oportunidades para combinar las remesas con la corrupción interna y el comercio ilícito internacional. Ningún gobierno del planeta hasta ahora ha podido contener esa alianza y su crecimiento (Naím, 2006).
Ante estos riesgos, presentes y futuros, las autoridades cubanas, independientemente de su signo político, deberían de ser signatarias y poner en práctica, con eficacia en la isla, lo recomendado por la Convención de Palermo contra la Delincuencia Organizada (2000), del Centro Internacional para la Prevención del Delito de la ONU.
Ningúno es fiable
Pérez-López, y Díaz-Briquets (2005) cuestionan cualquier monto que se reporte. Consideran que lo reportado por Cuba es pobre “en calidad y cantidad” debido a la opacidad del sistema estadístico cubano,10 y a los errores que cometen al contabilizar las remesas. Por ejemplo, el Gobierno considera remesas las compras hechas por nacionales en las tiendas estatales dolarizadas. Dichos fondos podrían tener otros orígenes. La moneda dura—dólares o euros—bien podrán haberse generado dentro de Cuba, como producto de transacciones comerciales o financieras hechas en el mercado negro.
También los montos y proyecciones de remesas reportados por Cuba pierden validez cuando la comunidad Cubano-Americana se toma como único referente, lo que el Gobierno cubano hace con frecuencia, ignorando otras diásporas de nacionales, de menor tamaño, pero que también son importantes en cuanto a población absoluta, como son las de México y España.
Además, básicamente por alegatos oficiales de “seguridad nacional,”es imposible que fuentes independientes del Gobierno puedan realizar investigaciones de campo en Cuba, como hoy pueden hacerse en casi todos los países receptores de remesas. De poder hacerse estas investigaciones, lo reportado por el gobierno podría mejorarse en fiabilidad al cruzarse datos de remitentes y receptores, comparar estadísticas, e incluso, indagar sobre la evolución del mercado de remesas que existen entre los extremos binacionales del flujo global.11
La necesidad de realizar estudios de campo en Cuba entre los receptores de remesas se vuelve aún más relevante cuando es sabido que por muchos años, en la isla estaba estigmatizado políticamente, quien tenía un familiar o recibía remesas del extranjero, peor si “padecía” de ambas condiciones. Conforme a la ideología oficial ello equivalía a recibir “dinero del enemigo” y ser tildado de “gusano” o “escoria,” incluso ser objeto de mítines de repudio en el verecindario, lugar de trabajo o de estudio.
Hasta hace pocos años—mediados de los 90s—en la planillas oficiales que había que llenar para recibir servicios del Gobierno cubano en áreas críticas (como empleo, vivienda, educación o salud) aparecían la pregunta … ¿tiene familiares en el extranjero?… y constituía “uno de los problemas ideológicos más chequeados” por el Gobierno cubano.12 Si bien hoy todo ello es cosa del pasado, ha dejado una secuela dolorosa en los emigrados cubanos, y en los receptores de remesas en Cuba, que entre ambos representan grandes contingentes en a población total. La población de origen cubano emigrada a países extranjeros sobrepasa los dos millones de habitantes (entre 12–15% del total, unos 12.5 millones en 2007), mientras que no menos del 25% de ese total, recibe algún tipo de remesas al año.
Este porcentaje de receptores de remesas en la población total—sin el estigma político propio del caso cubano— se mueve en el umbral de lo reportado por países latinoamericanos cuando las remesas recibidas representan el 15% o más del PIB anual.
REMESAS EN LA CUENTA CORRIENTE
Los motores del crecimiento en Cuba son externos, como en otros países de desarrollo medio, aún con regímenes diferentes al cubano. En este tipo de países el déficit en la balanza de pagos—que anualmente resulta por exceso de las importaciones sobre las exportaciones— se trata de compensar con fondos recibidos del exterior por remesas, inversiones extranjeras y los créditos y donaciones provenientes del financiamiento externo. En tal contexto, las remesas actúan como un estabilizador macroeconómico, a veces el principal. En el caso cubano, a pesar de la carencia e imprecisión de las estadísticas, aún se puede afirmar que el monto de las remesas que llega a la isla supera anualmente lo que llega en inversión extranjera directa, exportaciones y ayuda externa.
Las remesas tienen efectos positivos macroeconómicos en la nación receptora. Aumentan las reservas netas internas. Facilitan la venta de divisas por el Banco Central. Mantienen estable la tasa de cambio. Reducen la pobreza y la vulnerabilidad de los hogares de escasos ingresos. 13 Amplían el consumo. Incrementan la bancarización y la membresía de las cooperativas de crédito entre ahorristas que antes permanecían ajenos a estas entidades. Si con remesas se promueve la elaboración de productos nostálgicos,14 aumenta el empleo y las exportaciones en las empresas dedicadas a esas producciones.
Las remesas también tienen efectos positivos al nivel social en la nación receptora. Desarrollan una cultura transnacional. Fortalecen las asociaciones y organización de emigrados y de familiares de emigrados. Aumenta la comunicación y la conectividad, principalmente binacional, a través del celular y otras nuevas tecnologías. Fomentan el voto en extranjero de los nacionales emigrados en elecciones generales del país de orígen. Financian candidatos a puestos públicos en contiendas electorales, sobre todo locales (municipales).
En el lado negativo, aumentan la inflación, el consumismo, las importaciones y la desmotivación por el trabajo. Los adolescentes que económicamente son mantenidos con remesas, son más propensos a la dependencia, la deserción escolar, la vagancia y a estar más motivados para emigrar al extranjero.
Es imposible cuantificar el efecto macroeconómico de las remesas en Cuba porque desde el año 2001 el gobierno cubano no ha publicado un cuadro completo de la balanza de pagos.15 Sin embargo, si en la isla se abriera un proceso de recuperación, como parte del plan, probablemente agregue al parque industrial nacional un buen número de industrias maquiladoras para incrementar las exportaciones. Sin embargo, para medir el efecto real de las maquiladoras en la balanza de pagos, debería de contabilizarse exclusivamente el valor agregado neto de la mano de obra nacional y no el valor total del producto final exportado, ya que los insumos o materias primas que conforman los productos exportados, entraron antes importados al país, libres de impuestos. Hago esta anotación porque en Honduras y El Salvador, ambas naciones con maquila como la principal fuente generadora de empleo y de montos de inversión extranjera, es frecuente oir que “la maquila supera a las remesas” en la generación de divisas, sin hacer las distinciones que corresponden al caso.
VALORACIÓN DE LAS REMESAS
Cuando las remesas se convierten en un elemento estabilizador importante, o el principal, de la economía nacional, debido a la proporción significativa que mantienen con respecto al PIB anual, cabe preguntarse: ¿Será saludable tener remesas con esa importancia en la economía nacional? Un experimentado economista internacional, miembro destacado de ASCE,16 fue consultado al efecto y dijo:
Considero que las remesas, que van fundamentalmente al consumo, aumentan el nivel de bienestar de la población, permitiéndole un nivel de consumo mayor al que tendrían de otra manera. Las remesas que van a financiar inversión—como pequeños y medianos negocios, viviendas y capital humano, y mayor educación y salud—además aumentan la inversión y el nivel de actividad a corto plazo, expanden también la capacidad de la economía para tener un mayor crecimiento económico en el futuro.
No obstante, las remesas tienen también efectos negativos al apreciar la moneda, restándole competitividad a los productos nacionales, al aumentar precios y salarios. También disminuyen los incentivos a trabajar y a invertir, porque si se recibe demasiado en remesas … ¿para qué trabajar o invertir?
El problema es determinar el efecto neto final de las remesas en la economía, y ello depende de cómo se utilizan.
Un comentario sobre el consumo, como destino de mayor uso en la remesa recibida. En general, ello es válido para los países receptores, Cuba incluída, como señala Castañeda. Agregándole, que en la Cuba actual, es probable que ese estimado de consumo sea aún mayor. La política cubana vigente a propósito impide que se genere propiedad privada en los medios de producción— e incluso en la vivienda. Además, comer en la isla se ha convertido en una ocupación en sí misma, por el tiempo que conlleva “buscársela” a diario en los diferentes mercados existentes.17 Si en ese “trajín” aparece el producto demandado, no sólo se compra lo necesario, sino “todo el que se pueda almacenar en la casa” propia, de parientes y hasta de vecinos inmediatos, porque quién sabe “qué habrá mañana en el mercado.”
Y después del consumo….¿qué se hace con el resto? El autor tampoco tiene datos empíricos para responder a esta pregunta en situ con respecto a la Cuba presente. Sin embargo, estudios hechos sobre los remitentes cubanos asentados en Estados Unidos por la firma Bendixen y Asociados, confirman el predominio del consumo, abriendo a su vez algunas pistas hacia otros destinos posibles:
El 100% de lo enviado a Cuba (en remesas) se utiliza para pagar gastos. Nada es invertido o ahorrado. De estas cantidades, un 11% (de los remitentes) manifiesta controlar ese gasto desde aquí (lugar de envío), mientras que el 89% restante indica que no tiene control alguno sobre cómo se gastan esos fondos remesados. Sin embargo, existe algún compromiso previamente pactado o alguna planificación previa, en cuanto a la razón del gasto, ya que el 44% de los entrevistados dice que las remesas se emplean en aquello que fue programado, aunque expresaron previamente que no tenían control alguno sobre el gasto. Por estudios similares, hechos en otros países, cuando (por parte del remitente) hay control, hay inversión; y cuando hay programación en el gasto de lo enviado, una parte se destina a inversión o al ahorro. Por tanto, es probable que parte de esas remesas se estén invirtiendo de alguna forma en Cuba, como puede ser en permutas (de casas), paladares o en otros activos.18
Pero si hubiera una recuperación en la economía de la isla, lo más probable es que en ese nuevo contexto, Cuba tienda a parecerse más a los países latinoamericanos en cuanto al uso de las remesas. Aún así, el consumo seguiría absorbiendo la mayor cantidad, aunque menos que ahora; y el resto, se comportaría como se usan las remesas en los otros países, con diferencias si se tiene en cuenta el lugar de residencia del receptor. Los que viven en centros urbanos, priorizan los fondos que quedan en vivienda,19 seguidos por los que se destinan a una inversión productiva—que se prefiere invertir en actividades comerciales20 o de servicios21—y en última instancia, en la industria. Los receptores que viven en zonas rurales, después del consumo, también optan por destinar el resto a vivienda como alternativa, seguida por la inversión productiva hecha en actividades agropecuarias,22 y por último, en actividades de industrias caseras, sobre todo de base familiar, y mucho menos en servicios. El destino que el remitente le da la remesa enviada, según estudios en otros países, esta acondicionado por los antecedentes ocupacionales que tuvo el emigrado antes de irse de su país, la experiencia de empleo, de estudios formales o de formación vocacional que ha tenido durante su permanencia en el extranjero y las expectativas de vida que tiene como aspiraciones, cuando retorne por épocas23 o finalmente a su tierra natal. Esto no sucede así en la Cuba actual porque las oportunidades de inversión se encuentran muy limitadas, comparadas con las otras naciones receptoras, centroamericanas y caribeñas.
Entre los receptores de remesas que el autor ha entrevistado en Honduras, el dinero destinado al consumo, específicamente “a comida”, tiene un significado digno de considerar.24 No lo perciben como un gasto en sí mismo, sino como una inversión, poniéndole el énfasis en el valor utilitario que tiene, es decir, en el efecto del gasto. En consecuencia, valoran la comida por los efectos nutricionales directos que tiene en la salud—personal, familiar. Salud, más de tipo preventiva que curativa. En concreto consideran que por comer más y mejor, mejoran las condiciones físicas, y ello los vuelve más resistentes ante enfermedades; y cuando se enferman, pueden de curarse más rápido. Comer 3 tiempos al día; contar con alimentos en la nevera y nutrirse en forma balanceada (comiendo más carnes, pescado, frutas y verduras) equivale a invertir en salud. Este eslabonamiento de efectos positivos lo aplican por igual a todos los miembros que “viven bajo el mismo techo” o que “comen de la misma olla,” pero con más fuerza en los miembros con situaciones extremas, menores de edad y adultos mayores, o de tercera edad.
Si quienes se encuentran en edad educativa—escolar o universitaria—ahora comen mejor que antes “debido a las remesas,” los entrevistados también señalan que ello contribuye a reducir el ausentismo y aumentar el rendimiento educativo. Aclaran que debido a la mejor alimentación que hoy tienen, todos, pero en particular los menores de edad y adolescentes, tienen ahora mayor voluntad para asistir a clases (retención escolar), estudiar en la casa y sacar mejores notas (aumentar el rendimiento escolar). Enmarcando esta valoración en un enfoque teórico de cadena de cambios, se obtendría una hipótesis lineal que relaciona remesas con nutrición, salud, educación, y eventualmente, con la formación de un capital humano más competitivo.
REMESAS EN EL PIB ANUAL
Aún aceptando que los montos de remesas se hubieran incrementado moderadamente en los últimos 3 años, Cuba se ubica todavía en el estrato “bajo” en la relación remesas-PIB anual,25 en contraste con otras naciones latinoamericanas receptoras de remesas que no exportan petróleo. Los montos de remesas en Cuba no exceden el 15% de su PIB anual.26 Mientras que Naciones como Haití, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y República Dominicana anualmente superan ese porcentaje.
En consecuencia, Cuba también se encuentra en el estrato “inferior” con respecto al resto de las naciones del mundo receptoras de remesas. Mundialmente, países como Moldavia y Tajikistan27 en el 2007 evidencian el mayor porcentaje (ambos 36.2%) de remesas recibidas con respecto a sus respectivos PIB. Honduras, con el 26.5%, se ubica en el quinto lugar dentro del mismo análisis. Tonga y Kirghizia aparecen en la tercera y cuarta posición, con el 32.3% y 27.4% respectivamente. En el conjunto analizado no aparece Haití, donde las remesas ascienden al 41% del PIB anual.
Sobre estos porcentajes consultamos de nuevo al economista Rolando Castañeda, quien respondió:
Los países con mayor porcentaje de remesas con respecto al PIB son a la vez países con alta incidencia de narcotráfico y otros actos ilícitos transnacionales, levantando la sospecha que remesas y lavado dinero están altamente correlacionadas.
Las grandes emigraciones, que se generan por crisis económicas, generalmente están asociadas al narcotráfico, la prostitución y otros tipos de crimen organizado que proliferan en esa situación. Por ello las remesas van junto a la emigración y además están asociadas a comportamientos anti-sociales.28
La respuesta de Castañeda nos vuelve a remitir a la vulnerabilidad a la que se exponen los países, cuando la relación PIB remesas es alta. Y esto nos lleva a otra pregunta, ¿Qué parámetros usamos para definir una alta dependencia de las remesas con respecto al PIB anual? Para una obtener una respuesta autorizada, le preguntamos a Manuel Orozco,29 quien contestó: … “hasta un 15%, por encima de eso, se crea una dependencia en las remesas, que no es nada recomendable para el país.”30 Desgraciadamente, los criterios que sustentan el parámetro mencionado no formó pare de la corta entrevista.
REMESAS Y EQUIDAD
En estudios empíricos realizados en países receptores de remesas, ubicados tanto fuera como dentro de la región latinoamericana, se evidencia el efecto ambiguo que tienen las remesas en la equidad, dependiendo del nivel a qué se haga el análisis. Por ejemplo, si bien las remesas aumentan la desigualdad al nivel local, como lo han probado diferentes estudios del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo,31 también disminuyen la asimetría que existe entre las naciones debido a la transferencia de recursos de un país desarrollado (remitente) a otro menos desarrollado (receptor). En tal sentido, los impactos a los niveles local y nacional en la nación receptora aumentan a medida que ésta tenga un PIB menor y un porcentaje mayor de nacionales en el extranjero, con respecto a su población total.
Según el Banco Mundial (2006), en los países receptores, las remesas tienen un efecto negativo en la equidad y Cuba no se escapa de ello. Sólo basado en pesos “nacionales,” el coeficiente Gini de desigualdad aumentó 64% en el período 1989–1999 (de 0,22 a 0,41). No hay cifras más recientes. Pero si a esos estimados se les incluyera el CUC y las remesas, el Gini sería muchísimo mayor.32
El aumento de la desigualdad social se explica, en parte, porque una minoría de la población—en este caso no más del 25% del total—recibe de sus familiares en el extranjero remesas en dólares, alimentos y paquetes de medicinas, mientras que la gran mayoría de la población, tiene un acceso menor o ninguno a la compra de alimentos en las tiendas estatales dolarizadas. La desigualdad fomentada se entiende mejor si a la inequidad social le sumamos las disparidades territoriales—provinciales— que existen en Cuba en base a los montos de remesas recibidos. Por ejemplo, La Habana recibe en remesas 44 veces lo que recibe Guantánamo33.
Lo anterior tiene efectos negativos también la estructura racial. Los afro-cubanos reciben una proporción mínima del total de las remesas que llegan a Cuba. Porque mientras en la isla cerca de la mitad de la población es negra, sólo el 3% de la población cubano-americana del Sur de la Florida es de esa etnia. La desproporción tan baja de afrocubanos en la población total cubana emigrada se repite en otras diásporas cubanas que se han asentado fuera de Estados Unidos de América, como en España, México, Puerto Rico y Canadá.
La mayoría de los efectos antes señalados—positivos y negativos—sobre las remesas no se investigan en Cuba, ni por investigadores cubanos o extranjeros. Hasta el presente, el actual Gobierno mantiene una histórica e injustificable prohibición para realizar este tipo de pesquisa en territorio cubano.
CONCLUSIÓN
Sin duda, el tema de las remesas aplicado a Cuba, escasamente se cubre con un aporte de este alcance. Lo dejado por fuera en estudios empíricos, teoría y metodología sobre remesas potencial de aplicación, supera por mucho, en cantidad y calidad, el material aquí presentado.
Metodológicamente ha sido muy provechoso utilizar en esta producción el material publicado por ASCE, producto de las reuniones anuales de la Asociación, que ya cumplen 18 años consecutivos. Los límites de tiempo y espacio que condicionan la entrega han prevenido que el autor revise, como hubiera querido, todas las ponencias de ASCE donde la palabra “remesa” aparece en su titulo; y todavía más numerosas, las que bajo otros temas centrales, y con títulos ajenos a remesas, de hecho tocan el tema, al citar datos, contener análisis o presentar correlatos de indudable utilidad para un investigador de remesas con orientación hacia Cuba. Por lo tanto, lo aquí tratado es, sin duda, una ínfima minoría, “la muestra de un botón” ante el potencial de revisión y sistematización del tema que se presenta a futuro sólo en lo disponible en ASCE.
Para los compatriotas que en Cuba leen esta Memoria, esperamos que a corto plazo, mejor antes que después, académicos, analistas, comunicadores, investigadores, empresarios, políticos y ciudadanos en general, interesados remesas, usen los medios a su alcance para juntar esfuerzos, hoy ubicados a “cada lado del charco.” Quizás sea un sueño, pero si hay voluntad, y Cuba lo justifica, hay posibilidades reales de investigación conjunta y de intercambio de experiencias, para ampliar y profundizar el tema de las remesas en teoría y métodos, dentro y fuera de Cuba. En esta época, lo transnacional y binacional se ha vuelto más estratégicos que antes para el crecimiento y desarrollo del pais, mientras que el costo de lo que hoy nos separa, más que nadie, lo esta pagando el ciudadano común, el cubano de a pie, tanto aquí, como allá. En este Siglo del Conocimiento es injustificable lo que sucede.
Por último, para el 2009 hay planeado organizar un panel centrado en el tema de remesas, como parte del programa de la Reunión Anual de ASCE en Agosto próximo. El colega Mario González-Corzo, académico e investigador, con el apoyo de quienes se voluntaricen, será el encargado de promocionarlo, organizarlo y coordinarlo en situ. Rogamos a los miembros y lectores de ASCE interesados en participar, así como aquellos que conocen a investigadores y analistas del tema, hasta ahora ajenos a ASCE, que se comuniquen con González- Corzo, expresándole su interés, a más tardar en el primer trimestre del 2009.
BIBLIOGRAFÍA
FOOTNOTES
1. Agradezco a Mario González-Corzo y a Jorge Pérez-López, el apoyo recibido para llegar a esta entrega escrita, partiendo de la ponencia inicial, presentada en la Reunión Anual de ASCE, Agosto, 2008. Sin embargo, el autor queda responsable único de lo aquí expuesto.
2. Exceptuando Costa Rica y Panamá. Ambos son países de inmigrantes y remitentes de remesas, a pesar de que cada uno tiene en el extranjero diásporas, que en balance, son relativamente pequeñas en comparación al total de sus respectivas poblaciones nacionales.
3. Son también transferencias de recursos—generalmente en forma de dinero en efectivo—que desde el extranjero hacen grupos y organizaciones de emigrados a sus comunidades de origen para realizar proyectos de desarrollo, privados, sociales o públicos. Con relación a México veáse García Zamora (2005) y Zárate-Hoyos (2005).
4. El autor realizó su último trabajo de campo sobre remesas en Honduras entre septiembre de 2007 y junio del 2008, para el Institute for International Urban Development (IIUD), Cambridge, Mass., EE.UU. El estudio de Honduras era parte de uno más amplio: Migration, Remittances and the Empowerment of Women in Central America and the Andean Region, financiado por la Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional (ASDI). Los 7 Informes de campo relativos a Honduras están disponibles en http://ricardopuerta.blogspot.com. Además, desde el 2004 ha asesorado 6 Tesis sobre el tema de Remesas, conducentes al grado de Maestría o Doctorado en la Universidad Católica de Honduras.
5. Entre ellos, VI y VII Congresos Internacionales del Consejo Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD), celebrados respectivamente en Portugal. 8–11 de Octubre, 2002; y en la Ciudad de Panamá, Panamá, del 28–31 de octubre, 2003; y más reciente en el Simposio internacional Desarrollo y gobernabilidad democrática: el reto de las migraciones y la cohesión social, Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, 22–23 enero, 2008, San José, Costa Rica.
6. Frase de Andrés Oppenheimer, que ante la década y media que ha durado esa hora, parece medida “en tiempo bíblico.” La hora final fue el título de uno de sus libros sobre Cuba, publicado a principios de la década de los 90.
7. La entrada de Raúl Castro al poder en sustitución de Fidel, no ha producido hasta ahora un cambio significativo en la esencia del sistema, aunque sí creó expectativas ante una posible transición.
8. Mesa-Lago (2008).
9. Banco Mundial (2006), Tomo I, p. 61.
10. Según otra fuente, “Cuba nunca ha publicado estadísticas sobre indicadores fundamentales, como distribución del ingreso, salarios reales, cobertura de la seguridad social, deuda externa y la incidencia de la pobreza. Lo que se dispone sobre los cuatro primeros indicadores son estimaciones elaboradas por académicos extranjeros. … No hay una serie cubana sobre PIB o PNB per cápita en dólares, sino estimaciones hechas por organizaciones internacionales y algunos académicos” (Mesa-Lago, 2000, pp. 550 y 555).
11. El “corredor” abarca dos naciones entre las que fluyen remesas. En una se encuentra el remitente, y en la otra, el receptor de la remesa. Como los emigrados internacionales tienden a moverse “en racimo de personas,” en su país de origen salen “colectivamente” del mismo lugar y tambien se establecen “colectivamente” en un mismo lugar o sus alrededores, en el país de destino. Entre ambos puntos—de origen y destino—las remesas fluyen, conformando patrones relativamente uniformes de comportamiento a lo largo del ciclo de la remesa, en los tres ámbitos de la transferencia: (1) cuando las decisiones esta en manos de quien transfiere, (2) cuando los sistemas intermediarios facilitan las transferencias de fondos transnacionales, y (3) cuando los fondos llegan a las manos del receptor de la transferencia. Hernández-Coss (2004), pp. 6–8.
12. “Las creencias religiosas” era el otro “problema”que el régimen chequeaba con más o igual intensidad, a fin de ser oficialmente aceptado como un “ciudadano normal” de esa época. Valdés (2005), pp. 195–196.
13. Los estudios del Banco Mundial demuestran que por cada 1% de aumento que las remesas logren en relación al PIB, el estrato de la población que vive en pobreza se reduce en cerca del 0.4%. Banco Mundial (2006), Tomo 2, p.86 14. Son los bienes y servicios producidos en el pais del emigrado, que tienen un valor sentimental en adición al precio, cuando los nacionales los compran en el extranjero. Pueden ser objetos de artesanías y arte; ropas, comidas y bebidas típicas (cervezas, rones y mezclas de tragos), medicinas de fabricación nacional, etc.
15. La ayuda venezolana cambió la balanza de pagos cubano de déficit considerable—por cuatro décadas—a superávit pequeño en 2006 (se reporta un déficit pequeño en 2007); el déficit enorme en la balanza de bienes en 2006 (6.598 millones) fue casi compensado con los servicios profesionales vendidos a Venezuela (4.456 millones) y en menor cuantía con el ingreso por turismo (2.000 millones) Mesa-Lago (2008).
16. Rolando Castañeda, graduado de la Universidad de Yale, Economista Senior del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde laboró por 27 años. Antes había tabajado 4 años en la OEA. Viajó a todos los países de América latina y el Caribe cuando laboró para la OEA y el BID (1970–1996), basado en Washington D.C. Vivió 2 años en Colombia (1968–1970) y 5 años en Chile (1996–2001). Actualmente esta retirado. La respuesta de Castañeda la recibió el autor por Internet el 7 de febrero del 2008.
17. Asumiendo que el comprador posea el suficiente efectivo al momento de la compra, o en su lugar, disponga productos intercambiables para darlos en trueque.
18. Pérez-Rodríguez (2003), p. 431,
19. Construcción, mejoramiento, compra de lotes y liquidación de hipotecas.
20. Venta de carros, vendedores ambulantes y a domicilio (vendiendo joyas, perfumes, ropa y otros artículos personales), talleres (de mecánica, carpintería, costura, etc.).
21. Bodegas o pulperías, peluquerías, comedores, restaurantes, pastelerías, etc.
22. Compra de tierras, ganado, cosechas, etc. Cuando el emigrado procede de zona cafetalera, frutera o de producción de hortalizas, con las remesas que envían, tratan de comprar tierra en producción, con la idea de que al regreso puedan contar con una fuente de trabajo en su mismo lugar de origen.
23. En los emigrados que tienen contratos laborales temporales en el país de destino, propios de una “migración circular,” se vuelven importantes también para este análisis para decidir el destino de las remesas las estadías intermitentes, que entre contrato y contrato, pasa el trabajador migrante en su lugar de procedencia.
24. Según investigaciones de campo realizadas por el autor entre recipientes y familiares de recipientes de remesas en Honduras.
25. Sobre las complicaciones de medir el PIB cubano, véase Mesa-Lago (2002), p. 555.
26. La ausencia de muchas cifras de Cuba en publicaciones de organismos internacionales, esta ilustrada con su exclusión en el 87% de las series de la CEPAL publicadas en su último informe anual (2007); de los 23 cuadros que comparan los países latinoamericanos, Cuba aparece solo en tres—tasas decrecimiento del PIB absoluto y por habitante, y desempleo urbano abierto—dejando en blanco las cifras de formación bruta de capital, transferencia neta externa, deuda externa bruta e índice de precios al consumidor, publicadas en años anteriores, mientras que el porcentaje de la deuda sobre las exportaciones no aparece desde 2004. (Mesa-Lago 2008).
27. Ambas pertenecen a “la órbita rusa” del Asia Central, se encuentran en una transición democrática.
28. Para ampliar sobre la relación migración-remesas-delitos transnacionales, veáse Naím (2006), en particular, el Capitulo 5: ¿Por qué hay hoy más esclavos que nunca? Pág. 114–141.
29. Manuel Orozco es asociado senior en Diálogo Interamericano. Enseña en el Instituto del Servicio Exterior de Estados Unidos. Ha trabajado como consultor sobre políticas para varias organizaciones en Centroamérica, Estados Unidos y Sudáfica, en programas de desarrollo, como sobre migración y remesas. Además de las areas mencionadas, sus áreas adicionales de interés incluyen globalización, democracia, conflictos y minorías por razones de guerra. Tiene un Ph.D. en Ciencias Políticas de la Universidad Texas, en Austin; Maestría y Licenciatura de la Universidad Nacional de Costa Rica. Ha publicado extensamente sobre remesas, migración y relaciones internacionales. Por su conocimiento, ubicuidad y producción de publicaciones sobre el tema, Orozco esta considerado uno de los “gurus” en América Latina en remesas.
30. La entrevista Orozco-Puerta realizó cuando ambos participaban en el Simposio Internacional Desarrollo y gobernabilidad democrática: el reto de las migraciones y la cohesión social, auspiciado por la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, 22–23 enero, 2008, San José, Costa Rica.
31. Banco Mundial (2006) y BID (Terry y Wilson, 2005)
32. Mesa-Lago (2008)
33. Ibid.
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