Notes1
Este trabajo observa desde la perspectiva cultural algunas manifestaciones de actores de la sociedad civil cubana en Internet en el marco de una campaña de actualización económica. Primero se expone qué se entiende por espacio público y sociedad civil, luego se presenta una colección representativa de conductas de profesionales oficiales y activistas de la sociedad civil en ese espacio junto a algunas respuestas del gobierno y la correspondiente representación audiovisual en Internet. Esas representaciones se clasifican dentro del espectro contencioso violencia-persuasión para analizar qué acciones provienen de la cultura moderna cubana y tienden a reforzar esos valores, y qué acciones provienen de los valores autocráticos isleños. El trabajo concluye con una reflexión sobre el alcance y las limitaciones de las actividades de promoción
de la sociedad civil en Internet.
ESPACIO PÚBLICO Y SOCIEDAD CIVIL
Espacio público, de manera mínima y muy general, es la reunión de individuos para discutir temas de interés común. En este trabajo, se sigue a Jürgen Habermas y a Ernest Gellner. Habermas proporciona una narrativa útil didácticamente para explicar el nacimiento del espacio público-privado, su relación con la sociedad civil y los medios de comunicación. En especial es interesante su explicación de cómo en el siglo XVII el monarca europeo personifica, encarna, el espacio “público”; es decir, un espacio en que se representa la autoridad ante la vista de todos, lo que debe interesarle a la sociedad y lo que debe saber la sociedad (Habermas 1989, 10).
En el espacio público que describe Habermas para el siglo XVII no aparece todavía lo privado; es decir, el espacio es todo público porque es el espacio donde el monarca realiza sus funciones públicas o el espacio se utiliza todo como propiedad privada del monarca. Hacia el siglo XVIII, como apunta Thomas McCarthy en su introducción a Habermas, ese espacio comienza a poblarse con las expresiones de actores privados (que no tienen posiciones en la corte ni en la burocracia).
Por su parte, para Gellner (1964, 5) la sociedad civil es un conjunto de organizaciones no gubernamentales suficientemente fuertes como para equilibrar las acciones del estado y no permitir que el estado atomice la sociedad. Mientras Habermas observa el aspecto comunicativo de la sociedad civil, Gellner presta atención a la función de mantener al estado dentro de sus responsabilidades.
El espacio donde la red de comunicación y opinión de Habermas se condensa en forma de opinión pública (Habermas 2004, 185) ha sido denominado espacio de opinión por Ronald N. Jacobs y Eleanor Townsley en The Space of Opinion (2011). Las representaciones audiovisuales en Internet de las acciones de los activistas de la sociedad civil cubanos caben dentro de este espacio de opinión.
Cuba poseyó una saludable sociedad civil en la primera mitad del siglo XX (Clark 1992, 26–27) que sufrió una transformación radical entre 1958 con la censura de la prensa de Fulgencio Batista, continuó con la confiscación de los medios de comunicación (Clark 1992, 77–82) y terminó en 1968 con la confiscación de las últimas empresas privadas pequeñas (Clark 1992, 73). Hacia 1968 el espacio público se parece a la descripción de Habermas del espacio personificado en el monarca absolutista; se aprecia una unanimidad de opinión en todos los medios que ya eran propiedad del estado, un estado que a su vez reunía las funciones del gobierno y del partido único. Las opiniones divergentes del estado-gobierno-partido se expresaban en el campo que Damián Fernández (2000) llama “lo informal” (28–30). Las opiniones privadas regresaron al mundo de lo secreto, del tabú, de lo abominable; se emitían en el presidio político y en pequeñas reuniones de familiares y amigos.
Desde los años noventa, varios gobiernos europeos han intentado facilitar un espacio público, fuera y dentro de la isla, para que cubanos de diferentes puntos de vista establezcan un diálogo diverso e inclusivo. El gobierno ha reaccionado de varias formas, pero en casi todos los casos ha impedido o saboteado la posibilidad del diálogo (Sánchez Mejías 1996; Triff 1996, 94). Los eventos representados en Internet estudiados comienzan en el 2003 con el cierre del Centro Cultural de España en La Habana (Espinosa Chepe 2003; “Gobierno de Castro” 2003; Hare 2008; Leiva 2003; Triff 2003) y terminan con el encarcelamiento del escritor Angel Santiesteban (Freedom House 2012).
La colección recoge eventos representativos de expresiones independientes del estado por actores afiliados al gobierno y actores independientes no afilados sobre temas sociales. Los eventos van de la confrontación al diálogo, utilizan medios de comunicación físicos (calles y edificios públicos/casas “privadas”), análogos (prensa escrita y electrónica) y digitales. Todos ofrecen una idea del uso del espacio público y de una emergente sociedad civil. También se recogieron algunas reacciones del gobierno a los eventos (Tabla 1).2
La Tabla 1 muestra que estas actividades caben en el campo de los derechos humanos y la sociedad civil (cuarta columna). Estos eventos no tienen carácter político ni económico directo, aunque el gobierno los denuncie como tales y algunos activistas crean que estas denuncias equivalen a una denuncia política.3
Los activistas generan algunos eventos en espacios públicos como las marchas de las Damas de Blanco desde el 2003 y se publican en Internet, mientras que las fuerzas policiales y parapoliciales del gobierno generan otros, como los ataques a las mismas Damas de Blanco mientras periodistas independientes e internacionales publican los eventos en Internet. Hay otros que solo existen en el espacio digital, como los correos electrónicos intercambiados por varios escritores afiliados al gobierno en el 2007.
Para la clasificación de estos eventos (columna tres de la Tabla 1 y toda la Tabla 2) se han utilizado en algunos casos los términos usados por la prensa, en otros la clasificación de organizaciones especializadas. Por ejemplo, una organización de derechos humanos clasifica la detención de Alan Gross como “detención arbitraria” (Isikoff 2012) y en otros interpretaciones personales del evento. Por ejemplo, el fallecimiento de Orlando Zapata se clasifica como una ejecución extrajudicial porque el activista murió mientras se encontraba bajo la custodia del gobierno en la cárcel y se sabía su estado delicado de salud.
La Tabla 2 es una amplificación de la columna tres de la Tabla 1. En ella se destacan tres momentos de un espectro contencioso que va desde la violencia a la persuasión y se presenta en tres partes solo para facilitar su exposición. Violencia se entiende aquí como acción que pretende frenar la conducta de otro; incluye eliminar al actor del espacio (detención, cárcel, deportación [exilio], muerte). Persuasión es acto de influenciar a otro para que cambie de valores, actitudes y conductas. Los actos denominados confrontación-persuasión son los que frenan una conducta para que el otro reflexione y considere cambiar su actitud.
Bajo la columna “Violencia” aparecen acciones de fuerzas policiales y parapoliciales contra individuos o grupos que incluyen cierre de centro cultural, detenciones arbitrarias, ejecución extrajudicial, “pogroms,” y asaltos policiales. Al otro extremo se encuentran las acciones de los artistas afiliados, independientes y de activistas, como demostraciones, críticas públicas, diálogos, artículos de opinión, performances, debates, marchas y noticias de salud pública que el gobierno evita informar.
En el centro (confrontación-persuasión) se encuentran acciones ejecutadas por ambas partes. Por parte del gobierno, por ejemplo, aparece la detención del artista Gorki Aguila, la explicación insatisfactoria sobre la muerte de Oswaldo Payá y Harold Cepero, juicios políticamente motivados como el de Angel Santiesteban, mientras que por parte de la población (que incluye a artistas afiliados y activistas) se encuentran actos de desobediencia civil, protestas, manifestaciones, críticas públicas y denuncias.
Una rápida lectura de la colección permite hacer las siguientes observaciones. Las acciones representadas en Internet por parte de la población (afiliada e independiente) se realizan desde la cultura; son prácticas de carácter persuasivo simbólico pero que también tienen una función educativa en modelar conductas ante una audiencia. Son actividades que comienzan en “lo informal,” el espacio liminar en la frontera de la vida institucional (Fernández 2000, 22), que se desborda al público y solo cuando el gobierno reacciona con violencia se torna político. Se usa la no violencia y la persuasión dentro del campo de los derechos humanos y la sociedad civil. Por su parte las acciones del gobierno recogidas en la Tabla 2 (que no son las únicas, pero son las que aparecen documentadas en Internet en interacción con los activistas) se realizan desde lo social y utilizan las instituciones que legitiman al estado (tribunales) y tienen el monopolio de la violencia (policía, Seguridad del Estado, Departamento Técnico de Investigaciones, fuerzas parapoliciales). Estas acciones se mueven en el campo de lo político (la seguridad nacional) y del orden público.
Puede verse entonces que los gobernantes se expresan en un terreno paralelo al de sus interlocutores y esto podría explicar en parte las dificultades de diálogo; ambas partes aparecen en la escena actuando frente a sus partidarios reales o imaginarios (los críticos creen que los cubanos tienen alta “conciencia de clase” y el gobierno actúa como si no existiera la “doble moral”) no interactuando ante una opinión pública cubana; mientras los ciudadanos críticos se mueven en el campo de la cultura y al borde de lo institucional, el gobierno lo hace en el de la sociedad apoyado por las instituciones; mientras los primeros lo hacen de manera no violenta y mediante el diálogo, el otro hace uso de la fuerza; mientras los críticos hacen reclamos sobre derechos humanos y civiles el gobierno responde con acciones de carácter castrense.
Tabla 1. Eventos mediáticos y el lugar que ocupan en el espacio físico/virtual (Internet)
Tabla 1. Eventos mediáticos y el lugar que ocupan en el espacio físico/virtual (Internet) (Continuación)
Tabla 2. Eventos mediáticos y lugar que ocupan en el espectro violencia-persuasión
Tabla 2. Eventos mediáticos y lugar que ocupan en el espectro violencia-persuasión (Continuación)
Tabla 2. Eventos mediáticos y lugar que ocupan en el espectro violencia-persuasión (Continuación)
EL ESTUDIO DE LA CONDUCTA DE LOS CUBANOS
La perspectiva cultural se presenta como un espectro que va desde valores, actitudes y conductas clasificables como autocráticas a otras que se pueden clasificar como modernas (Triff 2005), y por supuesto, acepta que la mayoría de las conductas son difíciles de clasificar porque se encuentran alrededor del centro, en el que hay una mezcla compleja de medios autocráticos para alcanzar fines modernos (modernidad) y viceversa, medios modernos con fines autocráticos (modernización, o actualización en el lenguaje del gobierno chino y del cubano).
Las conductas del gobierno representadas en Internet se pueden clasificar como basadas en los valores autocráticos de la cultura. Casi todas aparecen en la columna “Violencia” de la Tabla 2. Pero este trabajo está interesado en observar la mezcla compleja de valores y acciones ciudadanas para compartir con otros en público y en Internet lo que se piensa y dice en secreto, en el espacio liminar.
Los medios utilizados por los artistas y activistas, y la práctica de la no violencia y del diálogo, promueven valores modernos desde la cultura hacia la sociedad. Por ejemplo, véanse los artículos de opinión inteligentes como los publicados por el colectivo de escritores de Havana Times, observaciones originales como las de Yoani Sánchez, canciones como las de los Aldeanos, artistas como Pablo Milanés que expresan apoyo a los familiares de presos políticos, escritores como Jorge Angel Pérez, Desiderio Navarro y otros, que rechazan la presencia de censores en la prensa oficial.
Bert Hoffman (2013) ha visto el alcance de esta práctica cuando nota que antes de Internet los esfuerzos de la sociedad civil estaban alrededor de la creación de asociaciones y discusiones en privado (230) y a partir de los años noventa este esfuerzo se disemina a nivel individual pero público con el uso de Internet (231), incluso cuando, como afirma Ted Henken (2011), “solo una élite” tiene acceso a Internet (93–94). La columna “Persuasión” de la Tabla 2 muestra que Internet ha permitido el encuentro de dos grandes capas de la ciudadanía que el gobierno ha insistido en mantener separadas (Sánchez Mejías 1996), la parte de la capa profesional incorporada (como los escritores afiliados a la UNEAC, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Tania Bruguera, Esteban Morales, colaboradores de Havana Times y los colectivos digitales (Henken 2011, 96–106), y la parte de la capa profesional que disiente del gobierno y se separó de él o fue expulsada después de expresar sus críticas (por ejemplo, Yoani Sánchez, el psicólogo Guillermo Fariñas, Angel Santiesteban).
El otro elemento moderno importante es el encuentro de estas dos grandes capas de población (que se comportan como ciudadanos) en el terreno de la diversidad sociocultural representada en Internet. La discusión de la discriminación racial y de género no es históricamente popular en la cultura cubana. Pero Internet permite ver el interés por reclamar que la sociedad aborde el tema de la discriminación interesa tanto a figuras afiliadas al gobierno (Esteban Morales) como a intelectuales opositores (Manuel Cuesta Morúa, no mencionado en las tablas). En el campo de la discriminación de género sectores dentro del gobierno han hecho esfuerzos recientes de modernización o actualización (como el de Mariela Castro, del CENESEX, no representada en las tablas) por un lado y en Internet aparecen representados activistas independientes LGBT que amplían la diversidad de voces y de perspectivas sobre el tema desde el 2011.
Otro elemento moderno, y quizás inesperado, es que este encuentro en Internet sucede también a nivel intergeneracional. Gran parte de los ciudadanos que utilizan Internet y se expresan mediante el diálogo, el debate y la opinión son jóvenes. Por eso es importante ver que individuos de otras generaciones como Esteban Morales, Pedro Campos, Desiderio Navarro, Antón Arrufat, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, incluso el fallecido Alfredo Guevara, aparezcan en Internet, unos ofreciendo opiniones independientes, algunos criticando a, y otros dialogando con, personas que no piensan como ellos.
Estas manifestaciones independientes de corte moderno están también acompañadas por valores predominantemente autocráticos de la cultura. Para Fernández (2000) la “política de las pasiones” consiste, de manera muy resumida, en el juicio, o la indignación moral (emotion) y la lealtad por encima de todas las cosas (affection). La primera convoca al odio contra la fuente de injusticia y la segunda propone que los fines justifican los medios. El especialista afirma que esta política puede llegar al martirio que incluye el suicidio (54). La emoción y el afecto son rasgos predominantes de la cultura autocrática. La indignación moral y su autodesignación como medida de lo correcto colocan al individuo por encima de los demás. La lealtad se traduce fácilmente en obediencia ciega (Triff 2005). Estos valores producen héroes o mártires, pero es muy difícil que produzcan líderes modernos (Triff, 1999; 1996, 21–23).
Los valores retrógrados se representan en una identidad que llamaría “identidad revolucionaria” que desde la república ha ido proponiéndose como equivalente a identidad cubana en particular ante las deficiencias del estado liberal. Las huelgas de hambre, como la de Orlando Zapata y Guillermo Fariñas, son un ejemplo de valores autocráticos que influyen en conductas con las que se persiguen fines modernos, democráticos. En la Tabla 2 estas acciones aparecen, muy apropiadamente, entre la confrontación y la persuasión.
Otro elemento orientado por la cultura autocrática son exclamaciones como “Abajo Fidel” y “Libertad.” Estas representaciones en Internet parecen apoyarse en valores milenaristas y anarquistas (Hobsbawn 1959, 74–92) y no abren la puerta al diálogo ciudadano. Por ejemplo, la expresión “Abajo Fidel” dice claramente lo que no se desea, pero no expresa con quién se va a sustituir al gobernante o con qué se va a sustituir el estado. La expresión “Libertad” no deja claro qué el manifestante planea hacer con la libertad. En ambos casos parecen estar apoyados por el ejercicio de la libertad negativa y la creencia milenarista de que con el fin del gobernante y la obtención de la libertad terminarán todas las dificultades y comenzará una nueva era de felicidad para todos.4 INTERNET Y LA
MIRADA DEL OTRO SOBRE CUBA
Entre el alcance y las limitaciones de Internet puede discutirse si el medio es una especie de “tecnología de la liberación,” como anuncian algunos periodistas, activistas y académicos “globales” (Loewenstein 2008; Ziccardi 2013) para una audiencia que se encuentra a menudo en las cancillerías occidentales y poderosas organizaciones no gubernamentales.
- Internet está “abaratando” el costo político de la expresión individual y está “encareciendo” el costo de la legitimidad gubernamental. Pero más cantidad de opiniones no implica más calidad de vida social y política. A menudo la violencia se utiliza con éxito para regresar a la estabilidad perdida con el consecuente sacrificio de vidas humanas.
- Internet está facilitando que los profesionales afiliados y no afiliados al gobierno, y de dentro y fuera de Cuba, se comuniquen públicamente sin que tengan que hacerlo en secreto. Además, está contribuyendo a que puedan decir lo que piensan. También está presionando al gobierno a que no considere la comunicación entre estas capas de la población y las opiniones personales de las mismas como un peligro para la seguridad nacional ni el orden público.
- Internet contribuye a la comunicación de movimientos sociales existentes, pero no los genera. El movimiento social es generado por la participación de actores antes circunstancias concretas. Internet contribuye al proceso de persuasión.
- El consumo, o mejor, la exhibición de productos de la cultura occidental, en especial la tecnología, no transforma al usuario en un individuo moderno, solo lo moderniza, lo actualiza. Es la función del producto en el sentido moderno lo que hace al usuario un individuo moderno, un ciudadano, un productor-consumidor. Internet se puede usar igualmente para sostener el statu quo autoritario, para reformar la sociedad y para transformar revolucionariamente la sociedad (hacia el fascismo o el socialismo). El alcance de esta tecnología depende del usuario.
- La presencia de grupos de interés y de ciudadanos que se expresan libremente no es equivalente a un movimiento social que busca reformas o transformaciones sociopolíticas. La Tabla 2, por ejemplo, muestra que el campo en el que se mueven muchos profesionales afiliados y activistas es el persuasivo (columna 5), no el confrontacionalpersuasivo (columna 4). Internet contribuye a que un movimiento social se comunique efectivamente pero el uso de Internet no convierte a individuos o grupos de interés en movimiento social. Es desacertado que se les mida con la vara que se miden los movimientos sociales occidentales y se les exija estado detallado de las finanzas, como a veces se le pregunta a Yoani Sánchez, o cantidad de seguidores y penetración en la opinión pública (Loewenstein 2008, 155, 157, 171, 172). Si se hace, entonces debe cuestionarse de la misma manera al gobierno y sus poderosos socios extranjeros entre los cuales se encuentran el gobierno español y numerosas empresas estadounidenses.
- Internet no puede transformar la identidad revolucionaria en identidad moderna. Los cubanos tienen que realizar ese proceso de revisar los valores, actitudes y conductas modernas y autocráticas. Además de rechazar la identidad revolucionaria a favor de la identidad ciudadana y la diversidad de identidades que la modernidad permite en su seno, deben decidir si desean una reforma moderna o una transformación revolucionaria de la sociedad. Sería una aparente contradicción que individuos de valores modernos, democráticos, desearan una revolución aunque fuera no violenta. Las tablas parecen mostrar que los isleños se encuentran en el proceso de transformación de una actitud sumisa-rebelde a una participativa en relación a la autoridad, para usar el argot de las ciencias políticas (Sodaro 2004, 261). El paso de profesionales afiliados “sumisos” y profesionales independientes “rebeldes” a convertirse en participantes activos cuando emiten opiniones en busca de soluciones a favor del bien común es una buena señal pero no puede atribuirse ni a la tecnología ni a la diplomacia. Desde esta perspectiva, quizás la política de actualización económica sería una campaña de persuasión en reacción a la creciente identificación pública entre los profesionales afiliados y los activistas independientes en Internet.
- Finalmente, sustituir la diplomacia por la “diplomacia digital” es una muestra de abandono de la responsabilidad de ejercer la diplomacia (Dizard, Jr. 2001). Internet es una herramienta, pero no un sustituto de la diplomacia, como las leyes migratorias son una herramienta pero no pueden sustituir la falta de imaginación o de voluntad de las cancillerías occidentales.5
OBRAS CITADAS
FOOTNOTES
1. Dedicado a la memoria de Humberto Medrano, último periodista republicano y primer activista de los derechos humanos. Agradezco a Ted Henken mi inclusión en el panel “Social Networks in Cuba,” a Abel Sierra-Madero los comentarios sobre el trabajo y a Jorge Pérez-López por su labor editorial.
2. La colección no es exhaustiva ni se pretende hacer análisis cuantitativos; tampoco se intenta mostrar ni una evolución ni la existencia de un progreso lineal de las actividades de los actores de la sociedad civil emergente, sino proporcionar más claridad sobre las actividades y observar, como se dijo arriba, valores culturales predominantes que las motivan y qué papel el medio digital juega en la formación del espacio público. Otro aspecto que emerge de la Tabla 1 es el uso del espacio, que se ha llamado “público” cuando el evento sucedió en la calle o en edificios de servicio público (museos, hospitales, cárceles, tribunales) y “privado” cuando sucedió en las viviendas de los individuos. El evento privado aparece entrecomillado porque ese espacio no es privado en el sentido occidental del término. Un ejemplo del concepto privado del gobierno es la entrada de funcionarios en la casa del dirigente Alfredo Guevara después de su fallecimiento sin autorización de sus herederos (“Legado de Alfredo Guevara” 2013).
3. Este trabajo no niega que el campo de los derechos humanos y la sociedad civil no estén relacionados con lo político, pero no directamente, como gobierno, disidentes y opositores expresan a menudo. El estudio rechaza el reduccionismo de todo evento a lo político, como también podría decirse que todo evento es económico. Es posible que exista algún error, pero es preferible un margen de error a una perspectiva errónea. Para hacer esta distinción el trabajo recurre en parte a los estudios de la sociología política, en particular los dedicados al estudio de las revoluciones. Estos especialistas en los últimos años se han esforzado en reunir diversos eventos sociales dentro de lo que definen como “contentious politics” o política contenciosa que definen como “interactions in which actors make claims bearing on someone else’s interests, leading to coordinated efforts on behalf of shared interests or programs, in which governments are involved as targets, initiators of claims, or third parties” (Tilly y Tarrow 2007, 4). Charles Tilly y Sidney Tarrow, por ejemplo, reconocen que no todos los eventos sociales son políticos (6) y consideran que el campo de la política contenciosa es aquel en el que coinciden la política, la contención (o reclamo de las partes) y la acción colectiva (4; 7). También reconocen que los eventos contenciosos tienen lugar en sociedades modernas y autocráticas. En particular, reconocen que dentro de su propia disciplina el campo de lo político no está bien definido (7–8). Pero los autores no prestan atención al espacio público en el que los eventos contenciosos suceden, es decir, al nivel de complejidad de la sociedad civil que es esencial para determinar las posibilidades de exigir reclamos, reunirse en acción colectiva y ejercer la política. Estos sociólogos corren el riesgo de clasificar muchos eventos como políticos porque, de alguna manera, el gobierno aparece involucrado directa o indirectamente (4–5). En Cuba, donde no son posibles reclamos ni acción colectiva ni participar en la administración pública o en la política electoral no existiría la posibilidad de una política contenciosa. De hecho, el régimen parece corroborar lo anterior. Los gobernantes no consideran las acciones de sus críticos como ataques políticos, sino de crímenes contra la seguridad del estado a favor de Estados Unidos o de desorden público. En este trabajo se califican de políticos porque el gobierno les pone ese sello. Este trabajo no estudia la contención sino la naturaleza cultural (dentro del espectro moderno-autocrítico) del reclamo social y el espacio donde ocurre. Por eso sigue hasta cierto punto a los autores, pero distingue entre el campo social y político en el que se desarrolla el evento (columna 4 de la Tabla 1) y ve lo contencioso dentro de un espectro violencia-persuasión (Tabla 2). Esta observación ayuda a la construcción de un paradigma político comenzando por su paradoja; es decir, invita a definir lo político precisamente indicando lo que no es tal. La despolitización, o desmilitarización, o el alivio del control del gobierno sobre la conducta diaria del individuo, el control sobre las reglas que definen su expresión en público, y el control sobre los medios de coerción (Tilly y Tarrow 2007, 5) en el espacio público abre la oportunidad a la contención política. Desafortunadamente es una característica de la identidad revolucionaria su incapacidad de ir más allá del paradigma o su contradicción para incluir también la paradoja.
4. Tradicionalmente el milenarismo explica el desinterés de los revolucionarios anarquistas por la política y el diálogo, y la pasión destructiva por el terror, y se podría afirmar que fue el motor de la insurgencia contra Batista y sus continuadores Fidel Castro y Raúl Castro.
5. Wilson Dizard, Jr. (2001) acuñó la frase “digital diplomacy” para clasificar la influencia de las comunicaciones electrónicas en la diplomacia en general (ix), dentro de la que se encuentra la “public policy,” que Dizard define como “a catch all phrase for a broad range of information and cultural programs aimed at audiences at home and abroad…” (5). De acuerdo al autor, la tecnología de la información ha transformado la velocidad y cantidad de información (165). Dizard reconoce que responder rápidamente a problemas complejos puede tener consecuencias negativas (165). El autor concluye con la afirmación de que el futuro digital de la diplomacia debe incluir un compromiso con la tradición de libertad de información (“open information culture”) dentro y fuera de Estados Unidos (187). Esta perspectiva podría haber cobrado fuerza en el Departamento de Estado en la última década y casos como los de la Primavera Arabe (2010), Wikileaks (2010), Edward Snowden (2013) y la Crisis de Siria (2013) serían casos indirectos notables del precio que se paga por promover una “open information culture” digital que influye en el ejercicio de la diplomacia como un “laissez faire” digital. La tradición intelectual vendría de la teoría de la modernización según la cual el avance de la industrialización (de la tecnología) produce desarrollo político moderno (Sodaro 2004, 72). Esta tradición parece ignorar el efecto que las revoluciones (y contrarrevoluciones) y sus consiguientes genocidios tienen en frenar el impulso moderno.
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