Notes1
En cuarenta y tres años, el sistema educacional cubano ha cumplido con los objetivos para la sobrevivencia política de una sociedad unipartidista de corte leninista. 2 La escuela alfabetiza a toda la población, instruyéndola en una opción ideológica. El estudiante es guiado hacia organizaciones de masa que facilitan la movilización cuando el régimen paternalista lo determina necesario. Sin embargo, el sistema no ha podido cumplir con el objetivo de crear al hombre nuevo socialista, el que entre otras motivaciones solidarias, contribuiría al desarrollo de la economía nacional.
El derrumbe del bloque de países comunistas ha obligado a Cuba a participar en la economía global en condiciones para las que la población cubana no fue preparada. Si Cuba aspira a una transición pacífica hacia un mundo interconectado, la educación cubana necesita liberarse de la metodología marxista y ofrecer a la población programas de educación cívica y capacitación laboral acordes al nuevo orden global. Este estudio ofrece recomendaciones para la rehabilitación de la educación en Cuba.
A primera vista, todo parece estar bien en el sistema educacional cubano. Un estudio de la UNESCO compara a estudiantes del tercero y cuarto grado en varios países de Latinoamérica y los niños cubanos le llevan la cabeza a todos los demás.3 Visitantes internacionales son llevados a algunas escuelas modelos, como la Lenín en La Habana, y no pueden menos que quedar muy bien impresionados.4 La continuidad de una política educacional da al sistema ciertos elementos de triunfo. Sus rasgos principales aparecen en el Cuadro 1.
Lo que no explican las apariencias es por qué el régimen está graduando “maestros emergentes” sin los años de preparación superior que antes exigía. Durante un discurso a la Asamblea de Balance del Partido de Ciudad de La Habana a comienzos de julio de 2002, Castro se refirió a los más de 4,500 maestros emergentes en la ciudad y aseguró que ya “86,000 jóvenes, que no estudiaban ni trabajaban [estaban] incorporados a las Escuelas de Superación Integral.” También habló de los “miles de trabajadores sociales y profesores para la enseñanza de Computación… crea[ndo] más de 12 000 empleos.”5 El por qué no estudian en un sistema gratuito tantos jóvenes que tampoco trabajan sugiere causas más profundas entre las que resaltan la dolarización de la economía, el turismo, y la falta de valores.
El sistema educacional de Cuba se ciñe a la pedagogía marxista que le impide liberalizar los métodos y el contenido pedagógicos, así como proveer a la población de una educación mejor orientada al desarrollo de una economía auto-sostenible. Esta última deficiencia resulta aún más notable cuando se considera el esfuerzo del gobierno revolucionario por más de cuatro décadas por aumentar la productividad laboral y diversificar la economía. La evidencia disponible de los países de Europa Oriental, cuyos sistemas educacionales Cuba ha emulado, nos demuestran las limitaciones impuestas por los imperativos ideológicos. Estos sistemas también tuvieron éxito al ampliar la disponibilidad de escolaridad a toda la población y desarrollar programas superiores en las ciencias exactas. Sin embargo, fracasaron en la calidad de la instrucción masiva y en el aprovechamiento de los presupuestos tan generosos que le fueron asignados. Así mismo, el sistema cubano padece la mala administración de una burocracia excesiva y centralizada que demuestra serle fiel al partido único pero que no parece conocer la eficiencia.
La carencia de eficiencia no sería tan trágica si el graduado cubano pudiera aprovechar la educación recibida para ganarse la vida. Pero la correlación entre la educación vocacional y las necesidades del mercado laboral nunca ha operado en la economía cubana. En medio de alabanzas a los logros, el mismo Castro se quejaba de que el éxito educacional no se reflejaba en la economía desde la época de la Ofensiva Revolucionaria en los años 60. Esta situación se ha intensificado durante el Período Especial, cuando los sueldos en pesos no alcanzan para adquirir la canasta de consumo familiar, que es más accesible a cualquier partícipe en el sector turístico, lo que no requiere mucha preparación. Los profesionales abandonan sus puestos para participar en la economía del dólar. Cuando es un maestro el que abandona el aula, ya sea permanentemente o por faltar con frecuencia, la educación sufre directamente. Cuando estudiantes de las secundarias y centros de educación superior deciden buscarse unos dólares en las zonas turísticas en lugar de asistir a clases, el impacto sacude la razón de ser de la educación.
Para el simposio internacional Pedagogía ‘99, el Ministerio de Educación elaboró un documento muy detallado, en el que se perfila la preocupación por el problema educacional/laboral del país:
La Educación Técnica y Profesional tiene el encargo social de formar trabajadores aptos para un mundo laboral en continuo cambio, donde se requiere periódicamente reciclar, reconvertir o actualizar las habilidades específicas. […] Para ello el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros normó mediante acuerdo de ese órgano, las tareas que de forma conjunta acometen los organismos de la Administración Central del Estado y la Educación Técnica y Profesional, las que se materializan mediante planes de trabajo conjuntos en: la entrega a los centros politécnicos, según las disponibilidades, de la base material de estudio especializada,[…] la actualización de los perfiles ocupacionales de los planes de estudio existentes en correspondencia con los calificadores de ocupaciones; […]Además, la capacitación técnica a los trabajadores se realiza por diferentes vías bajo la rectoría metodológica del Ministerio de Educación. Desde hace varios años la Educación Técnica y Profesional le ha concedido gran importancia a la formación de perfil amplio, la obtención de la calificación obrera en todas las especialidades […] se ha reducido el número de especialidades a 93 de más de 400 en los años setenta.6
Recientemente, los programas que graduan enfermeros emergentes, maestros emergentes, y médicos del alma, en su mayoría estudiantes que apenas completaron el noveno grado, también revelan la preocupación del gobierno por integrar a la población de menos de 27 años a la vida laboral, así como por mantener los altos índices de trabajadores de la educación y la salud pública en que el régimen se apoya para propaganda y legitimidad. Sin embargo, el grado de calificación para desempeñar estas profesiones que puedan poseer estos egresados determinará el éxito de esta iniciativa. Está en tela de juego que la mayoría esté capacitada para ejercer después de instruirse en programas de menos de un año de duración.
La ideología determina el currículo en Cuba, mandato que limita el contenido y las experiencias del alumnado. El potencial de aprendizaje del alumno disminuye en base a procesos inadecuados. Estos procesos incluyen poca motivación en la relación maestroalumno, uso frecuente de sustitutos, maestros emergentes, o alumnos sin supervisión profesional, y aulas en mal estado. Las dificultades económicas han engavetado muchos planes para llevar computadoras a las aulas. En documentos oficiales, el gobierno asegura que la educación es tarea de toda la sociedad pero toda relación de padres con las escuelas continua canalizada através de organizaciones oficiales, ahogando cualquier esfuerzo comunitario para complementar la educación infantil y para exigir mejores servicios de las autoridades.
Si las mismas medidas que toma el régimen nos indican que la escuela cubana adolece, también dentro de Cuba han surgido voces independientes pidiendo la rehabilitación del sistema educacional. En particular, el Colegio de Pedagogos Independientes de Cuba, fundado en 1996, ha publicado manifiestos a favor de un nuevo orden escolar.7 Los escritos de Dagoberto Valdés, del Centro de Formación Cívica y Religiosa de Pinar del Río, también se basan en la necesidad de introducir otras perspectivas a la educación en la Isla.8
RECOMENDACIONES
Generales
Mantener y mejorar (y en algunos casos, activar) aquellos componentes del actual sistema educacional de Cuba que contribuyen al desarrollo del individuo y de la cultura:
• Mantener el acceso gratuito a la escuela para toda la población de ambos sexos hasta el noveno grado, en todo el territorio nacional urbano y rural.
• Proveer de programas de Educación Especial a estudiantes con deficiencias físicas, mentales, o emocionales.
• Basar el ingreso a cualquier institución o programa educacional en el expediente académico, sin consideración de raza, edad, sexo, religión, o afiliación política.
• Proporcionar educación vocacional y técnica a la población de edad laboral.
• Proporcionar el componente nutritivo de desayuno y/o almuerzo escolar.
• Facilitar la salud pública con exámenes de vista, oído, vacunaciones, y programas de información para la salud que no sólo incluyan conocimientos positivos (e.g. nutrición, sexualidad, ejercicio) pero aquéllos de lacra social (e.g. alcoholismo, drogadicción, SIDA, enfermedades venéreas).
• Mantener los programas de educación física.
• Mantener la calidad en programas de orientación científica y biotecnológica, así como en los de lenguas extranjeras. Desarrollar y mejorar programas en las industrias que requieren mayor fuerza laboral, como la agropecuaria, la turística, y la de la construcción.
• Desarrollar planes para cursos de computación.
Recomendaciones Administrativas
Legalizar la educación privada y/o religiosa: Una sociedad abierta facilita opciones a sus ciudadanos. La competencia entre varias alternativas educacionales conlleva a mejores maestros y mejores escuelas, lo que resulta en mejores alumnos estudiando con profesores más calificados y mejor pagados. Toda institución o programa de estudios que conceda títulos deberá satisfacer lo requisitos establecidos por el Ministerio de Educación.
Reducir la burocracia: La responsabilidad fiscal y la eficiencia obligan a reducir las nóminas del sistema educacional cubano. Aparte del elaborado organigrama del Ministerio de Educación, los Ministerios de Educación Superior, Cultura, y Salud Pública están directamente involucrados en el proceso educacional, a lo que hay que agregar dependencias educacionales del Ministerio de las Fuerzas Armadas y del Partido Comunista, entre otros. Haría falta que un nuevo Ministerio de Educación marcara las pautas y requisitos para todos los programas titulares de un país de 11,200,000 habitantes. Esto permitiría una política ministerial transparente de toda la empresa educacional desde pre-escolar hasta la universidad, más aproximada a las necesidades nacionales, y con más determinación para procurar los fondos que le permitirían cumplir con su misión.
Revisar contratos y salarios de docentes: La demanda de maestros calificados debe reflejarse en los contratos laborales. Estos deben especificar la preparación y experiencia que se requieren de todo maestro licenciado. Docentes actualmente alejados de las aulas podrían ser reinstituidos al obtener certificación temporaria hasta rendir cursos en un período de tiempo para reactivar sus licencias. Así mismo, a los maestros emergentes se les deben ofrecer programas de superación pedagógica. Los sueldos de maestros deben compensar los años de preparación, títulos, especializaciones, y años de servicio. Suplementos, como bonos y vivienda, pueden servir de incentivos para destacarse en plazas rurales.
Exigir profesionalismo: Tal y como está documentado que ocurre en todos los sectores de la sociedad cubana, los cargos administrativos en el sector de la educación dependen del perfil político del designado; títulos profesionales y experiencia en la enseñanza no son requisitos para dirigir una escuela o un programa de estudios. Con el fin de exigir profesionalismo, se deben establecer requisitos mínimos que incluyan experiencia docente (en las aulas) antes de ser candidato a una plaza de director o subdirector.
Disposiciones con requisitos para designaciones y evaluaciones de todo el personal docente y administrativo ya existen, según publicaciones oficiales, pero la práctica demuestra que no están en vigor. El servicio comunitario vía actividades partidistas no debe aparecer en ninguna evaluación profesional. Un paso importante para la aplicación objetiva de las disposiciones sería la recertificación de todo el personal docente, otorgando certificados temporarios por dos o tres años a todos aquellos que no estuviesen calificados. Durante dicho período de gracia estarían disponibles cursos de superación pedagógica en horarios nocturnos, de fin de semana, o de verano, para ayudar a aquéllos que tengan verdadera vocación de maestros y deseen continuar en sus puestos pero con las credenciales y el sueldo correspondientes.
El informe del 2002 enviado por el Colegio de Pedagogos Independientes de Cuba a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra documenta más de 300 casos de maestros que fueron despedidos (o reasignados a plazas fuera de su capacitación) por motivos ideológicos. Estos casos necesitan ser revisados por una comisión escolar que verifique que las causas alegadas por los cesantes fueron arbitrarias y no por descalificaciones morales o profesionales. Aquéllos despedidos por razones arbitrarias deberán ser restituidos a sus plazas. Los que lleven años sin desempeñar sus carreras de maestros, también deben recibir certificados temporarios mientras asistan a cursos de pedagogía.
Expedientes escolares: Todo expediente escolar debe documentar el progreso académico e intelectual del estudiante. La evaluaciones cognitivas y sicológicas deben limitarse a la información, que según las pautas establecidas, es útil a los educadores para aconsejar, anivelar, y establecer metas razonables para cada estudiante, individualmente. Ningún expediente debe incluir información de carácter político referente al estudiante o a su familia, ni referencias a la participación de éstos en actividades extracurriculares. El récord familiar de actividad revolucionaria (membresía en el Partido Comunista u organizaciones de masa) o su ausencia (caso de hijos de presos políticos o activistas religiosos), así como comentarios contrarrevolucionarios hechos por el estudiante o su participación en grupos (e.g., pioneros, Juventud Comunista) actualmente forman parte del expediente escolar, pero deben desaparecer del mismo.
Recomendaciones para la relación escuela-familia
Involucrar a los padres en las decisiones escolares: Para ser una sociedad abierta, Cuba necesita recuperar el papel de la familia en las educación de los hijos. La patria potestad compartida por ambos padres debe incluir la autoridad para elegir el tipo de educación que se desea para los hijos, incluyendo las alternativas de matrícularlos en escuelas religiosas, privadas, con o sin entrenamiento militar, y con o sin pupilaje e internado. La actual crisis de valores que caracteriza a la juventud cubana es agudizada por la política comunista que separa al niño de la familia, con requisitos como la escuela al campo.
Actualmente toda la participación de los padres y de la comunidad en las escuelas es canalizada através de organizaciones de masa dirigidas por miembros del partido único. Hasta los consejos de padres reacaen bajo las estructuras partidistas.
Proveer servicios sociales: La escuela debe proveer a la comunidad de servicios sociales, tales como grupos de apoyo para padres y alumnos. Las escuelas cubanas tienen este componente pero se limita a lo ideológico. Estos programas refuerzan la imagen de que el régimen revolucionario protege al pueblo, a diferencia del trabajador en la sociedad capitalista.
Todo cambio crea ansiedad, aún cuando el que lo experimenta percibe que será por un futuro mejor. La ansiedad es más profunda cuando se trata de transitar del paternalismo de un régimen totalitario para enfrentar los riesgos que conlleva tomar decisiones en una sociedad abierta. El individuo tiene que aceptar las consecuencias del éxito o del fracaso.
Padres y estudiantes necesitan tomar decisiones laborales y profesionales teniendo en cuenta posibles consecuencias. Las decisiones deben basarse no sólo en las metas del individuo sino cosiderando las del bienestar de la comunidad y de la nación. Como resultado de la propaganda comunista, existe mucha confusión entre los conceptos patria y gobierno. Bajo el comunismo, al cubano se le ha inculcado que amar la patria requiere devoción incondicional al gobierno. El nuevo ciudadano necesita distinguir y discutir ideas que cuestionen o desafíen las ideas oficialistas y hacerlo en un ambiente de respeto hacia el vecino discrepante. Necesita comprender que la propaganda puede promover odio y furia hacia los que disientan, aún dentro de la familia o fuera del territorio nacional. El ciudadano cubano necesita tomar conciencia de que la educación debe liberar, lejos de hacer temer la persecusión.
Lanzar una campaña de información: Una campaña nacional por los medios masivos debe promover (1) el valor de una ciudadanía educada y (2) las oportunidades educacionales para toda la población que aspire a carreras y empleos en una economía en desarrollo. Una campaña de servicio público debe poner énfasis en presentar al ciudadano informado que sabe cuáles son sus derechos y respeta a la oposición. La transición desplaza a muchos de sus empleos por lo que hace falta anunciar nuevos campos y carreras, centros de estudio y becas disponibles, así como oportunidades de trabajo.
Conseguir apoyo para iniciativas educacionales através de organizaciones no-gubernamentales: El lustro pasado Cuba ha visto el desarrollo de una red de organizaciones no gubernamentales (ONG), lo que a su vez ha ayudado a organizaciones independientes, como la red de Bibliotecas Independientes de Cuba, a promover la reforma educacional.9 Estas entidades han proporcionado otras alternativas al cubano al facilitarle lecturas censuradas.
Anterior a estas iniciativas de los noventa, década que experimentó el aumento de periodistas y bibliotecas independientes, entre otros grupos, el acceso al libro prohibido a menudo sólo era posible através de las actividades de las iglesias, a pesar de las restricciones que se les aplicaban. Aunque muy pocos cubanos enviaban a sus hijos a la catequesis católica o se matriculaban en el seminario protestante, la evidencia indica que estas instituciones fueron el único respiro, libre de la prensa oficialista, para el pueblo; Oswaldo Payá del Proyecto Varela y Dagoberto Valdés de la revista Vitral son productos de esa época. Es por esto que hoy, a pesar de las continuas restricciones, el desarrollo de la sociedad civil tiene nexos con las iglesias (de varias denominaciones) que desarrollan proyectos de trabajo social en la Isla. Es importante que todo plan de reformas incorpore a estas organizaciones para asistir en la rehabilitación de la educación.
El Ministerio de Educación ha suscrito varios acuerdos con ONG internacionales para proyectos educacionales. Muchos de éstos han permitido al régimen continuar llevando becarios de otras partes del mundo a estudiar en la Isla, particularmente del África. Proyectos con fundaciones internacionales o con entidades del sistema de Naciones Unidas (e. g. UNESCO, UNICEF, OEI) proporcionan asistencia al sistema cubano.10 Es fundamental que estos nexos continuen durante la transición.
Recomendaciones Curriculares
Eliminar el monopolio del pensamiento y lenguaje marxistas-leninistas en los materiales educacionales de las escuelas cubanas: Con la excepción de algunos cursos a nivel universitario en historia, filosofía, o metodología de las ciencias sociales, no es necesario que todo curso desde el preescolar hasta el posgrado deba estar relacionado con el pensamiento marxista-leninista. Este es el caso en Cuba en todas las materias, a expensas de que el estudiante no pueda explorar otra perspectiva.
Desde los materiales para enseñar a leer a párvulos hasta la educación superior, libros de textos nuevos deben reemplazar los existentes. Por razones de tiempo y recursos, acuerdos con casas editoriales en la América Latina y España pueden apurar este proceso en muchas materias. Los educadores cubanos deben concentrarse en escribir libros de texto relacionados directamente con Cuba, como historia y literatura.
Cuba posee suficientes educadores capacitados, tanto en el sistema como cesantes o jubilados, para seleccionar textos y para preparar a los maestros que han de utilizarlos en las clases. Muchos de estos maestros están activos en el sistema, pero los recursos de jubilados o cesantes (como los miembros del Colegio de Pedagogos Independientes) deben utilizarse.
Incorporar suplemento de educación cívica en todos los niveles de enseñanza: Los planes educacionales deben incluir, no como materia separada sino integral a toda actividad, la enseñanza del respeto a los derechos y la propiedad ajenos, la tolerancia, el conocimiento de los derechos civiles y de los principios democráticos.
Propocionar entrenamiento para docentes en los nuevos contenidos y metodologías: Los maestros cubanos necesitan recibir instrucción pedagógica para poder ejercer el magisterio de acuerdo a los cambios curriculares. Estos cursos pueden ser parte de los requisitos para obtener (o mantener) certificados.
Siguiendo el ejemplo de programas de rehabilitación en Europa Oriental, estos cursos deben ser impartidos por maestros cubanos que se han destacado en la profesión, los que recibirían entrenamiento adecuado en cursos especiales en Cuba o en el extranjero. La selección de estos catedráticos para maestros debe servir de prueba a una política ministerial que no considere el perfil político, dando oportunidad a aquellos activos que lo merecen como a los que el sistema rechazó por razones ideológicas.
Desarrollar la educación electrónica y a distancia: La investigación a todos los niveles y la competencia en el nuevo orden global exigen una tecnología correspondiente, que sólo comienza con cursos de computación.
Los cursos a distancia pueden proporcionar entrenamiento en áreas de Cuba donde el acceso a un centro de educación para adultos no es fácil. Para los maestros que aspiren a revalidar su certificación o a prepararse para los cambios en la enseñanza, los cursos por la Internet pueden servir de alternativa cuando se les dificulte asistir a un curso tradicional. Para los maestros rurales, la ayuda en la preparación de clases y la superación propia contribuirá cualitativamente.
Aunar esfuerzos con los de otras entidades nacionales en pos de reformas: Los programas de educación deben formar parte de todo el plan de reconstrucción nacional. Las reformas serán exitosas a largo plazo si alivian la situación social, moral, y cultural. A corto plazo, la reforma educacional necesita enseñar al cubano a reactivar la economía, dirigiéndolo a nuevas áreas y empresas en desarrollo, siempre contribuyendo a mejorar su productividad. Los programas de capacitación y educación de adultos deben satisfacer la demanda del mercado laboral. En particular, las industrias turística, agropecuaria, y de la construcción precisan coordinar planes y programas de entrenamiento con las instituciones que las provean de trabajadores.
Es por eso que los proyectos para el desarrollo económico del país deben incluir la descripción de un componente educacional, e.g. entrenamiento, cuyo coste debe calcularse en el presupuesto para dicho proyecto. En la medida que Cuba logre asistencia internacional, los fondos destinados a la educación serán garantizados como un porcentaje de cada préstamo o donación.
Establecer una Junta de Supervisión: Reformas de la magnitud que requiere el sistema educacional cubano exigen inspección y evaluación no sólo de los administradores del sistema sino de un grupo de ciudadanos independientes. El Ministro de Educación debe establecer una junta independiente que revise los cambios que se van incorporando al sistema y evalue la eficiencia, los gastos, y el tiempo en base a los resultados que las reformas causan. Esta Junta de Supervisión necesita representar a los distintos sectores de la sociedad cubana. Entre ellos, no sólo especialistas en pedagogía pero representantes de la industria y el comercio deben contribuir a la evaluación de un sistema educativo que necesita rehabilitarse.
Estas recomendaciones tienen en cuenta la historia de la educación en Cuba antes y después de la Revolución de 1959, la experiencia de los países del bloque soviético que por una década han lidiado por rehabilitar sus respectivos sistemas, y las condiciones en Cuba tras una década de Período Especial. Las publicaciones académicas y de organizaciones internacionales sobre la reforma de la educación en distintas partes del mundo también han sido útiles para diagnosticar los problemas y debilidades del caso cubano y explorar soluciones.11 Muchas de estas recomendaciones podrían contribuir por si solas a mejorar aspectos de la situación actual de la educación; algunas sólo bastarían con que un gobierno aplicase las mismas reglas que ya tiene promulgadas. Si lo que se desea no es una mejoría sino una sanación, entonces sólo un programa reformista que parta de la premisa de que el sistema educativo debe desechar el marxismo- leninismo, parece prometer un panorama más alentador para la Cuba que transita.
FOOTNOTES
1. Este estudio preliminar forma parte del que la autora realiza sobre la educación cubana para el Cuba Transition Project, proyecto del Instituto para Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami, bajo la dirección del Dr. Jaime Suchlicki, auspiciado por la United States Agency for International Development. La autora agradece a ASCE la oportunidad de presentar esta ponencia y poder mejorarla con los comentarios críticos de sus participantes. Los conceptos aquí expresados son criterio de la autora y no necesariamente coinciden con los de la agencia patrocinadora.
2. De los muchos estudios de la educación cubana revolucionaria, vale destacar Nikolái Kolésnikov, Cuba: Educación popular y preparación de los cuadros nacionales 1959-1982 (Moscú: Editorial Progreso, 1983) que incluye esquemas excelentes de los organogramas de las estructuras educativas cubanas. Las estadísticas oficiales aparecen cada año en el Anuario Estadístico. Para un análisis de estas cifras, veáse Benigno E. Aguirre y Roberto J. Vichot, “The Reliability of Cuba’s Educational Statistics,” Comparative Education Review 42:2 (mayo 1998): 118-38.
3. UNESCO Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación, Primer estudio internacional comparativo sobre lenguaje, matemáticas, y factores asociados en tercero y cuarto grado (Santiago de Chile: UNESCO, 1998).
4. Lavinia Gasparini, The Cuban Education System: Lessons and Dilemmas (Washington: Banco Mundial, 2000) y Ronald A. Lindahl, “Evaluating the Cuban System: A Goal-Fulfillment Critique,” International Education 29:2 (primavera 2000): 5-20.
5. Reynold Rassi y Alberto Núñez, “Para este país no hay nada imposible: Presidió Fidel la Asamblea de Balance…” Granma (8 julio 2002): 1.
6. Pedagogía ’99, La educación en Cuba: Encuentro por la unidad de los educadores latinoamericanos (La Habana: Ministerio de Educación, 1999), págs. 38-39.
7. “Declaración de Principios del Colegio de Pedagogos de Cuba,” en http://www.bpicuba.org/cultura.declara.htm (13 junio 1999); y “Reflexiones” (manuscrito, noviembre 2001).
8. Veánse “La educación: El derecho a elegir cómo ser,” en http:///www.vitral.org./ (editorial, marzo-abril 1998); Dagoberto Valdés Hernández, Un proyecto de educación cívica, pluralismo, y participación para Cuba (Caracas: Fundación Konrad Adenauer, 1997); y Adolfo Fernández Saínz, “La nueva escuela,” en http://www.ecograficos.com/cubacatolica/articulo_12.html (julio 2002).
9. http://www.cubanet.org/bibliotecas.htm y Marion Loyd, “Independent Libraries in Cuba Defy Government’s Lock on Information,” The Chronicle of Higher Education 47:39(8 junio 2001): A40-A42.
10. Pedagogía ’99, págs. 66-67.
11. Una extensa bibliografía acompaña el estudio de la educación que prepara la autora para el Cuba Transition Project. Para de detalles de la publicación, veáse http://ctp.iccas.miami.edu.
Leave a Reply