Notes1
En las reuniones anteriores de ASCE he señalado que las medidas institucionales, macroeconómicas y microeconómicas del proceso de transición se apoyan y refuerzan mutuamente (ver Diagrama 1) para producir un resultado exitoso y sinérgico, así como que los pobres resultados de la transición en los países europeos y de la antigua URSS se deben al descuido de las reformas institucionales. Un corolario es que las medidas microeconómicas y macroeconómicas que ignoren los aspectos institucionales tendrán efectos definitivamente menores que si estuvieren apoyadas por medidas institucionales adecuadas, lo que ahora se llama medidas de segunda generación pero que en realidad deben ser medidas de primera generación.
Durante los primeros años de las transiciones en los antiguos países socialistas, o sea a partir de 1989, se puso mucho énfasis en las medidas de ajuste y liberalización macroeconómicas, y recientemente se ha puesto en las medidas microeconómicas; sin embargo, las medidas institucionales se continúan descuidando, las que también son fundamentales y necesarias para una transición exitosa y cuya ausencia no sólo debilita las otras medidas requeridas para la transición sino que inclusive puede hacer negativos sus efectos, teniendo una sinergía negativa o perversa.
¿Cuál es la alternativa? Partir de un todo integral de medidas requeridas para descomponerlo en todas las partes requeridas, y no partir sólo de algunas medidas parciales y esperar que la buena suerte conduzca a un todo exitoso. En lugar de impulsar sólo algunas medidas y tratar de corregirlas después en sus deficiencias, se debe impulsar desde el inicio un paquete integral de medidas que en su conjunto haga frente a que el sistema socialista tiene un conjunto de serias deficiencias no sólo macroeconómicas y microeconómicas, sino también institucionales.
En la actualidad los economistas en general (e.g., Murrell, 2005 y Rodrik, 2005) y algunas organizaciones internacionales, en particular el Banco Mundial (World Bank, 2005), están más inclinados a señalar que es necesario modificar sustancialmente las instituciones, los incentivos y las restricciones a los agentes económicos a fin de lograr mejores resultados en los procesos de reformas y de transición y no limitarse únicamente a tomar medidas para estabilizar y liberalizar las economías y “establecer los precios correctos.”
Las reformas institucionales, además, pueden beneficiar especialmente a los grupos de intereses que apoyan y favorecen que el proceso de transición y reformas continúe y se acentúe. En las reformas institucionales que se proponen más adelante para Cuba, los micros, pequeños y medianos empresarios constituyen uno de estos grupos, así como los empleados de las empresas extranjeras.
El propósito del presente ensayo es proponer y comentar cuatro medidas concretas de índole institucional- microeconómico, que pudieran contribuir a desencadenar una transición exitosa hacia un crecimiento elevado y sostenible cuando las autoridades cubanas decidan comenzar la transición sistémica hacia una economía de mercado, y que hagan más efectivas y refuercen las otras medidas de ajuste y liberalización que se adopten. Las medidas propuestas han sido identificadas anteriormente por algunos economistas de la Isla y la diáspora, y algunas de ellas ya fueron aplicadas exitosamente de manera temporal en Cuba en el pasado reciente.
SITUACIÓN ECONÓMICA ACTUAL DE CUBA2
La situación macroeconómica de Cuba mejoró significativamente en 2005 y en el primer semestre del 2006 como resultado de la creciente ayuda que Venezuela le ha venido proporcionado a la isla mediante exportaciones de petróleo a precios preferenciales (subsidiados) y créditos, así como por los pagos en divisas por los servicios profesionales (médicos y de educación) que Cuba le brinda. Esto se ha reforzado por la continua expansión del turismo, los buenos precios del níquel y las inversiones y las líneas de crédito de China. Dichas mejoras han compensado la menor inversión directa privada de otras fuentes (principalmente de los países europeos), las menores producción y exportaciones de azúcar y las medidas del gobierno de los Estados Unidos para reducir las remesas y las visitas de los cubano americanos a la Isla. También han permitido a las autoridades revertir parcialmente las medidas de liberalización económica adoptadas a mediados de la década de los 1990s y a la vez seguir una política fiscal más expansionista aumentando los salarios y las pensiones, así como iniciando un programa de inversiones públicas. Es de esperar que esta situación continúe en el futuro próximo. The Economic Intelligence Unit (2006) estima un crecimiento del PIB real del 5.5% anual en el bienio 2006–2007.
Los resultados de 2005 y 2006 refuerzan la tendencia a la recuperación que la economía había mostrado más o menos consistentemente desde 1994, lo cual no significa que los niveles del PIB sean mayores a los de 1989 o aún a los de 1985. La mencionada recuperación parcial, aunque continua, es similar a la de varios antiguos países socialistas de Europa Central y la Unión Soviética que aún en 2006 no han logrado alcanzar el PIB que tenían en 1989.
En los últimos años la reactivación de la economía cubana ha estado fundamentada en la expansión de los sectores externos (principalmente turismo y minería) tipo enclave que evolucionan muy por encima del PIB y tienen limitados eslabonamientos con los otros sectores de la economía interna y, por lo tanto, sus beneficios en términos de empleo e ingreso son restringidos. En cambio, la agricultura y la industria, que se caracterizan por un elevado valor agregado y tienen fuertes interrelaciones con el resto de la economía, permanecieron estancadas en 2000–2004 (ver Cuadro 1). O sea, un efecto colateral del tipo de turismo y minería desarrollados por el capital privado externo, ha sido la limitada conexión entre dichos sectores de punta orientados a la exportación, con los sectores manufacturero y agrícola orientados al mercado interno.
Basta, entonces, que cualquier choque externo o interno, al mostrar la vulnerabilidad existente, pueda determinar que la estrategia de desarrollo escogida se derrumbe, pero más aún, Cuba está desperdiciando incompetentemente una coyuntura externa favorable para sentar bases sólidas para su crecimiento sostenible en el futuro. Por ello, los círculos académicos de la Isla manifiestan preocupaciones y dudas sobre cuan adecuado y sostenible es el crecimiento actual. Lo que no dicen es que ese comportamiento no ha modificado las debilidades estructurales y los males endémicos vigentes en la economía, es decir, la organización socialista de la producción, la ausencia de incentivos materiales y de mecanismos de coordinación apropiados. Por ello si el contexto internacional se afectara negativamente y el modelo, innecesariamente represivo, se mantuviera inalterado, es muy probable que el PIB real decaiga de nuevo, tal como sucedió con la desaparición de la URSS a principios de los 1990s. En Cuba hay un temor reverencial a cuestionar la intransigencia y el dogmatismo sistémico que han causado los fracasos, así como a cambiar las instituciones fundamentales, las cuales constituyen el principal escollo al futuro desarrollo económico del país.
A pesar de que el sistema socioeconómico existente en Cuba podría mantenerse sin realizar cambios significativos mientras persista el entorno internacional favorable mencionado, en cualquier momento las autoridades podrían adoptar modificaciones sistémicas orientadas a mejorar el nivel y la calidad de vida de los ciudadanos sosteniblemente, quienes permanecen aún con niveles de vida inferiores a los de 1985, o sea más de dos décadas de retroceso económico. Sólo una economía que permita a los agentes económicos aprovechar apropiadamente su capital humano y el resultado de sus iniciativas, trabajos, esfuerzos y creatividad e integrarse apropiadamente a la economía internacional podrá mejorar la situación económica del país sostenidamente.
EXPERIENCIAS DE LOS ANTIGUOS PAÍSES SOCIALISTAS EN TRANSICIÓN Y DE CUBA EN EL PERIODO SOCIALISTA EN AÑOS RECIENTES
Todos los antiguos países socialistas de Europa Central y Meridional (PECM) y de la URSS sufrieron reducciones del PIB real después que comenzaron el proceso de reformas económicas a partir de 1989, lo que se ha denominado recesión transformacional. Los PECM comenzaron la recuperación antes que los países bálticos (PB) y que los países de la Comunidad de Estados Independientes (PCEI). Sin embargo, desde 1999 los PCEI tienen una tasa de crecimiento más elevada que los PB y que los PECM en parte debido al elevado precio del petróleo en este periodo y al efecto favorable de la recuperación económica de los países mayores como la Federación Rusa. El Cuadro 2 muestra la evolución del PIB real de estos tres grupos de países para todo el periodo de 15 años y en los tres quinquenios.
Los resultados económicos de los PECM y de la antigua URSS de los procesos de reformas y transición iniciados a partir de 1989 fueron considerablemente más modestos, en términos de crecimiento del PIB real, que los pronosticados y esperados cuando dichos procesos comenzaron. Ello se debió en gran parte a las difíciles condiciones iniciales de que partieron, particularmente las severas distorsiones existentes en esas economías (la estructura económica sesgada hacia la industria pesada y en contra de los servicios, la insuficiente apertura económica, el excesivo gasto militar, la concentración de las actividades económicas en grandes empresas y la falta de competencia interna y externa), que influyeron en la considerable recesión transformacional al principio de la transición.
El Banco Mundial (World Bank, 2005, pp. 9 y 10) considera que los efectos de las reformas se demoran o requieren más tiempo para concretarse y tener efectos positivos, las reformas no fueron suficientemente ambiciosas en amplitud o intensidad, hubo incongruencias en su aplicación y se subestimó el importante papel de las instituciones.
Asimismo, la recuperación económica comenzó en algunos países de la CEI en transición sin que se haya producido un serio proceso de reformas económicas en parte por el aumento de los precios del petróleo desde finales de los años 1990s.
El Anexo 1 presenta un resumen de como han evolucionado los resultados y las conclusiones de los estudios econométricos sobre los determinantes del crecimiento en la transición de los PECM y de la antigua URSS. Al principio el énfasis se dio a adoptar medidas intensas y rápidas de estabilización, liberalización y privatización para producir una robusta recuperación económica. En cambio hoy en día hay estudios que consideran negativos los efectos de algunas de las reformas en la forma que fueron realizadas y de la rapidez con que se aplicaron y dan mayor importancia a los aspectos institucionales, tales como una efectiva gobernabilidad.
Adicionalmente, en el último cuarto de siglo Cuba experimentó dos períodos de elevado crecimiento económico o recuperación (1980–1985 y 1994– 1996) que estuvieron asociados a cambios parciales y ajustes, como los que se sugieren en este ensayo, que mostraron una rápida y efectiva elasticidad de respuesta de la economía cubana.
En dichos periodos se permitió la micro y pequeña empresa—especialmente en la agricultura, las artesanías y los servicios—se liberalizaron los precios agrícolas y se alentaron las remesas familiares. Estas dos experiencias muestran claramente que, aún con las severas distorsiones existentes en la economía cubana, si se adoptan las medidas apropiadas, es posible lograr una significativa mejora en la misma y en las condiciones de vida de la población.
BREVE ANÁLISIS DE LAS CUATRO MEDIDAS PROPUESTAS
Las cuatro medidas propuestas, las que se resumen más adelante en el Cuadro 3 y se explican a continuación, son medidas favorables importantes no sólo para desencadenar una transición exitosa, mejorar las condiciones para el inicio de la transición y lograr resultados más efectivos de los procesos de ajuste macroeconómicos y microeconómicos, sino también para expandir solidamente el sector privado durante la transición.
El aliento a las remesas familiares y la activa participación de la diáspora con sus visitas, inversiones y otras actividades en la Isla son muy importantes para movilizar recursos externos que permitan procesos de estabilización y de liberalización más efectivos, menos drásticos y lograr el crecimiento sostenido de la producción lo antes posible al eliminar la escasez de divisas. El estimulo a la micro, pequeña y mediana empresas y el establecimiento de una gobernabilidad efectiva en apoyo a una economía de mercado son esenciales para fortalecer la capacidad de respuesta de la oferta mediante una rápida y efectiva expansión del sector privado, para mejorar las condiciones iniciales que influyen decisivamente en la tasa de crecimiento y para que el proceso de reformas estructurales sean más efectivas en la recuperación y el crecimiento al desatar la capacidad de respuesta de la oferta. Dos de los países más exitosos en la transición a la economía de mercado y a la democracia, Polonia y Hungría, tenían condiciones iniciales más favorables que el resto de los países socialistas en Europa y la antigua URSS. Polonia tenía una agricultura privada y Hungría con el llamado socialismo “goulash” había desarrollado un pujante, aunque pequeño, sector privado y tenía un sector público y de empresas estatales relativamente descentralizado.
Las autoridades cubanas podrían adoptar las medidas que se proponen en este ensayo por decisión propia como lo hizo Hungría a finales de los años 1980s cuando las autoridades decidieron hacer cambios sistémicos sustanciales para incorporar apropiadamente al país a la economía mundial o como parte de una negociación política con la oposición como lo hizo Polonia. Carlos Alberto Montaner (2005) plantea que un proceso de transición negociada sería una buena opción para resolver el tema cubano. Posiciones extremas basadas en la capitulación de las autoridades actuales no son realistas con base en las experiencias históricas de casi 30 países en proceso de transición del socialismo real desde finales de los 1980s.
Estimular la Micro, Pequeña y Mediana Empresa, Incluyendo el Libre Ejercicio de los Oficios y las Profesiones
Un factor clave en los procesos de transición exitosa (China, Vietnam, y algunos antiguos países socialistas de Europa y de la URSS), es el establecimiento y desarrollo de nuevas micro,3 pequeñas y medianas empresas (MIPYME) que modernicen la economía, generen nuevas fuentes de empleo, y fortalezcan y amplíen el sector privado y su importancia en la economía (Åslund y Johnson, 2004). Sin embargo, las experiencias de los antiguos países socialistas de Europa y la URSS muestran que estas empresas suelen enfrentarse con fuertes trabas y restricciones administrativas, legado e inercia de una cultura burocrática que acosa y obstaculiza la iniciativa privada y la libre empresa, así como de las limitadas fuentes de financiamiento, ya que los bancos comerciales prefieren y están acostumbrados a prestar a las grandes empresas, el sector financiero está atrasado y, aún con la participación de la banca comercial internacional, sólo mejora paulatinamente. Esto se refuerza porque muchas de dichas empresas que llegan a generar alrededor del 60% del PIB en los países de la OCDE, operan al menos temporalmente como empresas informales, en parte, por las dificultades burocráticas para constituirse y operar regularmente (Falcetti et al., 2003).
Desde los primeros estudios sobre la transición se indicó que la entrada de nuevas empresas puede ser considerable y tener significativos resultados aún en países con falta de derechos de propiedad claramente establecidos (derechos de jure) e instituciones de mercado fuertes (World Bank 1996, p 142).
Por ello el desarrollo y la consolidación de las MIPYME es un paso significativo en la dirección del desarrollo sostenible y competitivo, pero requiere acciones administrativas positivas. Los países de la OCDE aplican medidas preferenciales especiales, incluyendo medidas impositivas, crediticias, de exención de requerimientos laborales y ambientales y algunas medidas especiales de apoyo para mejorar el entorno económico a las pequeñas empresas y facilitar su establecimiento, operación y desarrollo. Las razones más importantes citadas para impulsar estas políticas preferenciales son los costos proporcionalmente más elevados de estas empresas; las imperfecciones del mercado; y las amplias ventajas para la sociedad que van mucho más allá de las consideraciones económicas, tal como tener una clase media pujante y creciente.
La rápida entrada de muchos nuevos pequeños empresarios conduce rápidamente a reducir los precios; de lo cual hay una robusta evidencia en las economías en transición, e.g., Polonia (1990–1991) y Ucrania (1998–1999). También, se induce a una amplia y fuerte dinámica para la liberalización que reduce rápidamente los costos y las barreras reguladoras, alentando a los empresarios existentes a exigir mayor liberalización e impuestos más bajos.
La forma de comenzar el proceso de promover las micro y pequeñas empresas en una sociedad como la cubana es disminuyendo drásticamente las barreras a la entrada de los micro empresarios a la economía formal. Una manera útil es combinando la determinación del nivel de los impuestos, las regulaciones para la entrada y el otorgamiento de las licencias en un solo trámite que conlleve un impuesto bajo. Este impuesto deberá ser fijo a mediano plazo y pagadero solamente una vez o dos veces un año. Ninguna o una contabilidad mínima deberán requerirse y la interacción con las autoridades deberá reducirse al mínimo para que así atiendan y suplan las múltiples deficiencias de una economía possocialista, especialmente en las áreas de los servicios personales y comerciales y en la construcción. Los resultados de esta acción positiva se amplían en la medida que se establezcan condiciones favorables a una economía de mercado que se indican más adelante.
Una MIPYME pujante también constituye un estimulo para la inversión directa extranjera puesto que muchas empresas multinacionales prefieren subcontratar algunas actividades en la medida que obtengan bienes y servicios de calidad y confiables, pues reduce su inversión y le brinda mayor flexibilidad a sus operaciones en el exterior.
En 1993 cuando Cuba decidió atraer la inversión privada extranjera cambió la constitución política del país para permitir la propiedad privada para los extranjeros. Es hora que el país adopte un cambio constitucional similar para permitir la propiedad privada a los nacionales.
Alentar las Remesas Familiares
En el ámbito internacional las remesas familiares tienen un monto superior a la ayuda externa oficial y similar al de la inversión directa extranjera, e incluso en algunos antiguos países socialistas (e.g., Albania, Georgia, la República Moldava y Tayikistán) superan las exportaciones. Además, las remesas suelen ser más estables que los otros flujos de capital. Aunque la mayor parte de las remesas se utilizan para el consumo y tienen un impacto en reducir la pobreza y aumentar los ingresos públicos en la medida que gravan el consumo y las importaciones, también tienen un papel importante en promover el crecimiento económico al desarrollar el sistema financiero y al facilitar la inversión de personas de bajos ingresos que no tienen acceso al crédito por las deficiencias del sistema financiero o por falta de colateral (Guliano y Ruiz-Arranz, 2005).
Por otra parte, las remesas tienden a apreciar la moneda nacional y aumentar los niveles de salarios y de precios. Si el gobierno encauza las remesas apropiadamente y enfrenta sus posibles efectos negativos, puede estimular las inversiones para aprovechar el aumento de demanda proveniente del exterior, pero para ello tiene que establecer políticas adecuadas.
En algunos países de la CEI (entre ellos, Georgia, la República Moldova y Tayikistán) la recuperación económica se inició después de varios años de contracción económica mediante el crecimiento del consumo financiado y apoyado por las remesas familiares. En esos países fue necesaria una severa contracción para forzar la emigración, la que se fue acrecentando progresivamente y la que después ha contribuido a la recuperación económica desde el exterior. En el caso cubano el aumento de las remesas podría comenzar de inmediato dada la amplia y extensa diáspora en el exterior y apoyar la recuperación económica y hacer innecesaria ciertas medidas muy severas que podrían desestabilizar la economía en las primeras etapas de la transición.
El envío de remesas está determinado por dos factores. Por un lado, el número de emigrantes permanentes o temporales en el exterior y, por otro lado, los lazos entre los emigrantes y la población en el país de origen y sus condiciones.
Es muy probable que Cuba tenga una significativa emigración temporal o permanente cuando ocurra un cambio de sistema y se libere la entrada y salida al país. Por un lado, están las condiciones que empujarían la emigración: el nivel y calidad de vida en la Isla, el déficit habitacional, la escasez de empleos bien remunerados, etc. Por otro lado, están los factores que “halarían” la emigración: las comunidades de la diáspora que apoyarían a los nuevos emigrantes, el nivel y calidad de vida en los países cercanos como Estados Unidos y Canadá, el bajo coste del transporte a esos países, etc.
Por varios años, los gobiernos de Estados Unidos y de Cuba han venido adoptando medidas para reducir las remesas que los cubanos americanos envían a Cuba (Barberia, 2002), las cuales se acentuaron particularmente desde 2004. Entre las medidas que se podrían tomar fácilmente y de inmediato para aumentar este importante flujo de recursos está disminuir o eliminar dichas restricciones y gravámenes, facilitar que el sistema financiero las atraiga reduciendo los costos de transacciones (las comisiones de las transferencias y de conversión cambiaria) y que las instituciones financieras nacionales operen en el exterior para captarlas, y alentar que se utilicen para inversión.
Cabe señalar que desde el punto de vista de los Estados Unidos, esta medida sólo requiere que el presidente derogue las medidas impuestas en 2004 y liberalice el monto y la frecuencia de remesas anuales que se pueden enviar a la Isla. En otras palabras, las remesas no están prohibidas por la ley Helms-Burton ni requieren su derogación.
Movilizar la Activa Participación de la Diáspora
El Diagrama 2 ilustra algunas de las principales contribuciones económicas que las diásporas realizan a sus países de origen.
Una contribución fundamental que podría realizar la amplia y extensa diáspora cubana es facilitar una sólida reinserción internacional de la economía, la que se ha visto muy frenada, primero, por la artificial integración de Cuba al bloque socialista soviético y más recientemente por las restricciones del embargo económico del gobierno de los Estados Unidos y el intento de integración de la economía cubana a la economía venezolana.
Además del envío de remesas ya mencionado, las diásporas han desempeñado un papel importante en la transición en varios PECM y de la CIE (entre ellos Albania, Georgia, la Republica Moldava y Tayikistán) al apoyar el establecimiento de nuevas empresas mediante recursos técnicos, de capital y de “knowhow,” y al proveer corrientes de ingresos externos provenientes de las visitas y el turismo, así como los estímulos para desarrollar las infraestructuras de transporte, comunicaciones y de servicios financieros. Dicho papel ha sido similar a las importantes contribuciones que han realizado otras diásporas en China, Corea, India, Israel y Taiwán a los éxitos económicos de los países de origen a través de su capital humano, destrezas empresariales, recursos financieros, contactos comerciales para subcontratar actividades, deseo de mantener actividades con o en el país de origen, y actividades filantrópicas, incluyendo ONGs.
El gobierno cubano debería alentar la reincorporación de la diáspora al desarrollo nacional permitiendo la libre entrada y salida al país de todos los nacidos en la Isla, sin necesidad de permisos especiales o temporales, autorizándoles el desarrollo de actividades económicas y filantrópicas como a todos los nacionales y extranjeros. Es pertinente señalar que las actividades económicas de los cubanos americanos y de los cubanos residentes en Estados Unidos no están prohibidas por la ley Helms-Burton ni requieren su derogación.
Una iniciativa que ilustra lo que podría hacer la diáspora en apoyo al desarrollo nacional lo que constituye la iniciativa Desatando Reformas Económicas, Invirtiendo en los Cubanos del Cuba Study Group (2006), en la cual propone un fondo para movilizar recursos financieros y técnicos para alentar el desarrollo de la pequeña empresa en Cuba.
Apoyar una Efectiva Gobernabilidad y la Credibilidad de las Políticas en General (y de la Propiedad Privada y del Cumplimiento de los Contratos en Particular)
La seguridad, protección y estabilidad de la propiedad, el cumplimiento de los contratos y la existencia de mecanismos efectivos de resolución de conflictos, es parte fundamental de la gobernabilidad efectiva o que el ordenamiento legal y las reglas de juego de mercado prevalezcan y sean estables, lo cual desempeña un papel fundamental en el desarrollo económico al brindar seguridad y disminuir los riesgos y las incertidumbres a los empresarios y los inversionistas, tanto nacionales como extranjeros. En esta área, la experiencia chilena en la región y de Hungría entre los PECM son casos paradigmáticos que le han permitido atraer un flujo significativo de recursos externos en apoyo al desarrollo nacional y brindar seguridad jurídica a los inversionistas nacionales.
En Cuba en los episodios mencionados de liberalización, en 1980–1985 y a partir de 1994, no ha habido estabilidad de las reglas de juego con respecto a la economía de mercado, ya que el gobierno ha alentado la actividad privada nacional, pero después ha revertido su posición obstaculizándola y persiguiéndola, así como confiscando selectivamente la propiedad o el ingreso proveniente de ella. Por otra parte, no han existido mecanismos que apoyen el cumplimiento de los contratos ni la resolución de conflictos. El gobierno cubano debería establecer el respeto a la propiedad por un articulo constitucional semejante al adoptado para atraer a las empresas extranjeras, así como el apoyo al cumplimiento de los contratos y la resolución de conflictos y hacerlos estables en el tiempo. Inicialmente se requieren al menos cambios de facto tipo chino o vietnamita, que podrían consolidarse posteriormente por medidas de jure como en los PECM.
Varios antiguos países socialistas, a su regreso a una economía de mercado, consideraron fundamental establecer restituciones o compensaciones por las confiscaciones o expropiaciones de las propiedades realizadas por los regímenes comunistas, como una reafirmación de los principios básicos de una economía de mercado y de su cumplimiento en el futuro. 4
En el caso cubano hay una complicación especial sobre el tema de las restituciones o compensaciones. El gobierno estableció un régimen laboral para las empresas extranjeras que confisca un porcentaje muy substancial de los salarios de los trabajadores, ya que mientras las empresas extranjeras pagan los salarios en pesos cubanos convertibles o “chavitos” ($CUCON) a unas empresas intermediarias del Estado, los trabajadores cubanos sólo reciben su salario en pesos cubanos ($CU) de las empresas intermediarias. O sea, una confiscación del 96% del salario a la tasa de cambio de 1$CUCON=26$CU.
Por ello cualquier régimen de restitución o compensación que se establezca en Cuba deberá considerar no sólo las confiscaciones de las propiedades que se realizaron desde 1960 sino también la de los salarios de los empleados de las empresas extranjeras, en particular de las empresas de turismo y mineras, que ha ocurrido consistentemente desde mediados de los 1990s. De hecho, Cuba ha violado en forma sistemática su propia constitución política y las convenciones internacionales del trabajo que ha suscrito.
Es muy difícil que los trabajadores cubanos, en particular los más jóvenes, acepten el ordenamiento legal y las obligaciones económicas por compensaciones que resulten de las confiscaciones de propiedades que ocurrieron hace 47 años, pero estén dispuestos a olvidar las confiscaciones de sus salarios de la última década. Sería pertinente que la disidencia interna y la diáspora indiquen que apoyan decididamente dichas obligaciones como parte integrante del apoyo a una sana y creíble gobernabilidad.
CONCLUSIONES
Dadas las marcadas deficiencias institucionales de una economía socialista es necesario impulsar medidas institucionales, además de apoyar medidas microeconómicas y macroeconómicas, para lograr una transición exitosa a una economía de mercado.
Las cuatro medidas propuestas en este ensayo de alentar y apoyar: (i) la micro, pequeña y mediana empresas, (ii) las remesas familiares, (iii) un papel activo de la diáspora en la reinserción internacional y (iv) una efectiva, creíble y estable gobernabilidad en apoyo a la economía de mercado son cruciales para que Cuba logre un proceso de crecimiento elevado y sostenible cuando las autoridades decidan realizar una transformación sistémica para brindar a los ciudadanos un mayor nivel y calidad de vida e integrar la economía apropiadamente a la economía internacional. Unas reformas económicas que incluyan estas medidas seguramente tenderían a evitar una recesión transformacional o la harían de menor intensidad y duración, así como permitirían que las medidas de liberalización sean más exitosas y benignas que las que se utilizaron en muchos PECM y la antigua URSS después del comienzo de su transición a una economía de mercado.
BIBLIOGRAFÍA
ANEXO 1
Repaso de la Literatura Relevante sobre los Estudios Econométricos de los Determinantes de la Recuperación y el Crecimiento en la Transición. Principales Relaciones y Variables Significativas.
La literatura inicial de la segunda mitad de los 1990s (entre ella, Sachs, 1995; Åslund et al, 1996; De Melo et al, 1996; Selowsky y Martin, 1997 y Hernández- Catá 1997) indicó que lo más pronto y lo más intenso que los países en transición utilizaron políticas para estabilizar, liberalizar y privatizar resultó en mayores tasas de recuperación y crecimiento. Ello sin controlar o controlando por las condiciones iniciales o las situaciones de conflictos bélicos que también fueron significativas cuando se especificaron.
Sachs (1995) estimó que el crecimiento en 1989– 1995 y el crecimiento anual de 1995 estuvieron relacionados con las reformas de liberalización rápidas y consideró que los problemas de estabilización de los países de la antigua URSS se debieron a políticas incorrectas de estabilización y asistencia del FMI. Sachs ignoró completamente las condiciones iniciales. Un ejemplo simplista reciente de una posición similar es Balcerowicz (2004), quien sólo relaciona la tasa acumulada de crecimiento con el índice acumulado de liberalización económica después de 1989 y la encuentra evidente y robusta. Åslund et al. (1996) estimaron que un rápido proceso de estabilización es fundamental para la recuperación del crecimiento económico y relacionaron el éxito de la estabilización con la rapidez de la liberalización, la cual a su vez no conlleva una mayor recesión y conduce a un mayor crecimiento del PIB a través de la expansión del sector privado. Su análisis de las condiciones iniciales es débil.
De Melo et al. (1996), controlando por las condiciones iniciales mediante el ingreso por habitante inicial y por los conflictos bélicos, establecieron la interdependencia entre la estabilización y el crecimiento económico y el proceso de reformas. También estimaron que la liberalización es esencial para la estabilización, a pesar de que genera una elevación inmediata de la inflación, y que la recuperación depende de la liberalización. Selowsky y Martin (1997), ajustando el PIB real por la subinformación y por los conflictos bélicos, consideraron que mejores políticas económicas determinaron la recuperación y el deseo de invertir en los países aunque su efecto demoró unos tres años. Consecuentemente, la ayuda externa debería atarse al progreso en las políticas económicas apropiadas, e indicaron que en el caso de los países de la antigua URSS las políticas tuvieron un impacto inicial negativo asociado a las condiciones iniciales adversas, pero que, a pesar de ello, se deberían acelerar las reformas. No obstante, los estudios citados (excepto Melo et al.) no especificaron apropiadamente las condiciones iniciales ni las variables institucionales e indicaron que el efecto inmediato de la liberalización es negativo, pero que el efecto rezagado es positivo.
De Melo et al. (1997) ampliaron el análisis de las condiciones iniciales y encontraron que éstas y la política económica de liberalización explican la mayor parte del comportamiento del PIB real de los antiguos países socialistas de Europa y de la URSS. Las condiciones iniciales influyen más en la inflación y las políticas económicas de liberalización influyen más en el crecimiento; a su vez las políticas económicas dependen de las reformas políticas y de las condiciones iniciales.
Hernández-Catá (1997), con base en un modelo de dos sectores (privado y de empresas públicas) y ajustando el PIB real por la subinformación a través de un índice de producción eléctrica, muestra que una rápida e intensa liberalización si bien tiene un efecto inmediato negativo sobre el PIB y la inflación, después tiene un marcado efecto positivo sobre ambas variables. Además, utilizando variables dummies, estima significativas la riqueza en recursos naturales, los conflictos armados y la utilización de tasas de cambio fijas, así como no significativas la importancia de las condiciones iniciales medida a través de años de socialismo.
Heybey y Murrell (1997) estimaron que al inicio del proceso de transición no hay una fuerte relación entre la rapidez de las reformas y el crecimiento, que las condiciones iniciales son mucho más importantes que las reformas, y que el crecimiento del PIB tiene un impacto en la rapidez de las reformas.
Fischer et al. (1998) estimaron que las tasas de crecimiento dependen de las condiciones iniciales, así como de variables tales como las tasas de inversión y de consumo del gobierno, las que reflejan políticas gubernamentales.
Berg et al. (1999) estimaron que la caída inicial del PIB depende fundamentalmente de las condiciones iniciales y que las reformas estructurales tienen prominencia en explicar las diferencias en la recuperación de los países. Así lo más intenso y rápido de las reformas determinan decididamente la recuperación; por lo tanto, apoyan una aplicación radical de las reformas.
Hernández-Catá (1999), utilizando un panel de datos, estima que la liberalización de precios trae un aumento sustantivo, aunque temporal, en la inflación, y que la expansión monetaria ha sido el principal determinante de la inflación. A su vez la liberalización económica depende de la libertad económica, la cercanía a economías pujantes de mercado, y el tamaño de la economía subterránea, mientras que las condiciones iniciales de la participación en la zona del rublo y el número de años en comunismo tuvieron un impacto negativo en la liberalización.
Wolf (1999), utilizando un panel de datos para 25 países de 1989–1995, encontró que la liberalización tiene un efecto negativo robusto inmediato sobre el crecimiento, pero un efecto rezagado positivo medido por un rezago de uno y dos años, y que el efecto acumulado total sobre el crecimiento es positivo. No obstante, el efecto acumulado total es negativo sobre la inflación. Por su parte, la rapidez de la liberalización no tiene ningún efecto significativo sobre el crecimiento o la inflación.
Fischer y Sahay (2000) hallaron que las políticas de estabilización y de reformas estructurales, particularmente la privatización, contribuyen al crecimiento de los países en transición. También que la mayor rapidez de la reformas determina la rapidez de la recuperación y el mayor crecimiento posterior.
Havrylyshyn y Van Rooden (2000) encontraron que el desarrollo institucional tiene un rol importante en la recuperación, pero que la estabilización y las reformas liberalizadoras tienen una mayor importancia en determinar la recuperación.
Falcetti et al (2000) consideraron que el comportamiento del PIB dependió fundamentalmente de las condiciones iniciales, tanto directamente como a través de su efecto indirecto en las reformas estructurales. Además, las reformas estructurales y la estabilización tienen un efecto positivo sobre el crecimiento, y el crecimiento no tiene un efecto sobre las reformas.
A finales de los 1990s prevalecían tres consensos en la literatura sobre el tema: (1) es importante estabilizar para lograr tasas de recuperación y crecimiento del PIB; (2) las condiciones iniciales influyen en la tasa de recuperación y la efectividad en el proceso de reformas; y (3) las reformas estructurales (liberalización) tienen un efecto positivo sobre las tasas de recuperación y crecimiento (Falcetti et al, 2005). Asimismo, algunos autores comenzaron a utilizar variables institucionales, legales y políticas, como variables explicativas y encontraron que eran significativas.
Al incluir una mejor especificación de las condiciones iniciales, principalmente del grado de desarrollo y de las distorsiones existentes al inicio de la transición (la estructura económica sesgada, la insuficiente apertura económica, el excesivo gasto militar y la concentración en grandes empresas), Popov (2000) halló que el efecto de las reformas (liberalización acumulada) no es significativo (“se pierde”), ya que es muy dependiente de las condiciones iniciales, en particular del grado de desarrollo económico y las distorsiones existentes y aún tiene el signo incorrecto (Ibid, 25). En regresiones con correlaciones muy robustas y significativas, las condiciones iniciales explican la mayor parte del desempeño en la transición y el resto proviene de la capacidad institucional del gobierno. Asimismo, la estabilización y la efectividad del gobierno (medido por la existencia del “estado de derecho” o el mantenimiento de los gastos del gobierno, aunque no por la democracia), desempeñan un papel clave en el crecimiento del PIB. También los países que sufrieron conflictos bélicos tuvieron un comportamiento económico inferior.
Radulescu y Barlow (2002) establecieron dudas sobre los efectos de las reformas sobre el crecimiento, señalando que una mayor liberalización no conduce a un mayor crecimiento y que hay una relación inversa entre crecimiento y las reformas.
Fidrmuc (2003) estimó que la democratización refuerza la liberalización económica, la que a su vez aumenta el crecimiento económico. Por la tanto, la democratización tiene un efecto indirecto sobre el crecimiento al facilitar la liberalización.
Loukoianova y Unigovskaya (2004) estimaron los efectos de los 8 indicadores principales de reformas del EBRD para los PECM y los países de la antigua URSS y encontraron efectos positivos significativos para la privatización de la pequeña empresa y la reforma del sistema financiero no bancario, negativos para la liberalización de precios y la privatización de la gran empresa, y no significativos para el resto de los indicadores (reforma de la infraestructura, la liberalización bancaria y de tasas de interés, la reforma comercial, y la reforma de las empresas).
Åslund y Jenish (2005) atribuyeron el mayor crecimiento en años recientes de los PCIS en relación con los PB y los PECM, a que el gasto público es proporcionalmente menor en las primeras economías y que las mismas no están sometidas a las distorsiones laborales que exige ingresar a la Unión Europea. De hecho mientras más alejados están los países de la Unión Europea, más crecen. También encontraron que el efecto de la corrupción es marginalmente significativo.
Berengaut y Elborgh-Woytek (2005), utilizando un corte transversal, estimaron que las condiciones institucionales iniciales medida por los años de comunismo, así como los conflictos bélicos explican el 62% de la caída inicial del PIB en los antiguos países socialistas de Europa y de la URSS.
Falcetti et al. (2005) señalaron que el crecimiento y la recuperación de los países en transición tienen un efecto positivo en el nivel de reformas y que el nivel y la rapidez de las reformas y el crecimiento del producto son mutuamente dependientes. La recuperación, los precios del petróleo y el crecimiento externo influyeron el crecimiento y reforzaron los efectos de las reformas.
Lawson y Wang (2005), utilizando los 8 indicadores principales de reformas del EBRD, estimaron que los efectos de la liberalización de precios, la reforma de las empresas y la política de competencia fueron negativos sobre el crecimiento, la liberalización del comercio tuvo un efecto positivo y la liberalización financiera no tuvo un efecto significativo. Señalaron no obstante, que los resultados sólo se refieren a la forma en que las reformas se aplicaron. Godoy y Stiglitz (2006) indicaron que hay una relación positiva entre la privatización y el crecimiento económico, pero hay una relación inversa entre la tasa de crecimiento económico y la rapidez del proceso de privatización.
Popov (2006), utilizando cortes cruzados, estimó que los factores que determinaron las fases de recuperación y el crecimiento son diferentes a los ya mencionados que determinaron la fase de recesión transformacional inicial (Popov, 2000). Además, los resultados de la recuperación y el crecimiento no son tan robustos como los de la recesión transformacional. Las condiciones iniciales no tienen un papel significativo en la recuperación y el crecimiento, pero sí lo tienen los avances en la liberalización. También, los países que sufrieron conflictos bélicos tuvieron después una recuperación más rápida y la fortaleza institucional continuó teniendo un efecto positivo sobre el comportamiento del PIB en la fase de recuperación y crecimiento.
Principales Implicaciones para la Transición de Cuba
Las condiciones que Cuba enfrente al inicio de la transición tendrán un papel crucial en determinar la duración e intensidad de una posible recesión transformacional, así como el éxito de las reformas de estabilización y liberalización.
En la medida que Cuba sufra una recesión transformacional inicial, ello influirá posteriormente en el proceso de recuperación y crecimiento, así como lo harán las medidas de estabilización y liberalización que se apliquen. Dentro de éstas la pequeña privatización tiene un efecto especialmente positivo, así como la gobernabilidad efectiva que se mantenga.
FOOTNOTES
1. El autor agradece los valiosos comentarios y sugerencias recibidos de Geni Gómez y Carlos Quijano. Este ensayo coincide en varios aspectos sustantivos con la propuesta Desatando Reformas Económicas, Invirtiendo en los Cubanos del Cuban Study Group (2006).
2. El autor considera que se ha dedicado demasiado tiempo a comparar la situación económica actual de Cuba con la de 1989, pero poco a analizar las tendencias existentes de recuperación desde 1994 que se dieron en un contexto de fuertes restricciones de balanza de pagos y las que han comenzado a relajarse con la creciente y decidida ayuda de Venezuela. El autor, quien no se substrae a esta crítica, considera que dicho énfasis no es apropiado para analizar y determinar la viabilidad económica del régimen y las perspectivas inmediatas de la economía cubana. O sea, se emplea más para interpretar la historia o el pasado que para analizar el presente y cómo iniciar los cambios requeridos.
3. En los estudios del EBRD se ha definido microempresa como las unidades de menos 10 empleados, e.g., Falcetti et al., 2003.
4. En la conferencia que presentara en la XVI Reunión de ASCE, Ricardo López-Murphy recomendó que en Cuba se brindara el mismo régimen de compensación a los nacionales y a los extranjeros tomando como referencia la experiencia argentina reciente, así como en la dificultad de devolver las propiedades confiscadas después de tantos años.
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